Inicio de la sesión del juicio este lunes. Lobo Altuna
Juicio al presunto violador en serie de Gipuzkoa

La víctima de la violación de Lasarte-Oria declara frente al acusado «porque necesitaba verle»

Los padres de la joven, que cuando ocurrieron los hechos en 2015 tenía 21 años, afirman que desde aquello «no volvió a ser la misma, estaba más triste, con miedo»

Aiende S. Jiménez

San Sebastián

Lunes, 14 de febrero 2022

La joven vecina de Lasarte-Oria que fue agredida sexualmente en la mañana de Año Nuevo de 2015 cuando regresaba a casa «necesitaba» sentarse frente ... a su agresor y así lo hizo durante la primera sesión del juicio que comenzó este lunes. Quería ver la cara a la persona acusada de violarla. Porque aquel día el ataque se produjo por la espalda, sin que pudiera ver nada, e instantes después se desvaneció por el efecto del cloroformo que le hizo inhalar. Minutos antes en la sala el acusado, al que se le atribuyen hasta seis violaciones en Gipuzkoa, había pedido perdón y se había mostrado arrepentido por lo ocurrido.

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«Ha sido una decisión de ella, quería, necesitaba declarar en sala y verle», explicó su abogada, Cristina Ramos, que representa a la víctima a través de la asociación Clara Campoamor. La declaración, eso sí, se realizó a puerta cerrada. La joven, que cuando ocurrieron los hechos tenía 21 años, relató que volvía a casa tras celebrar la Nochevieja con sus amigos en algunos bares de Lasarte-Oria cuando fue abordada por detrás, pero que no recuerda nada más y que tampoco vio a su agresor. «Lo peor para ella ha sido el daño psicológico, el shock de saber que ha pasado algo pero no sabes definirlo», insiste su abogada.

Cuando la joven despertó estaba sola. Según recogen las acusaciones, el encausado la esperó oculto en un pasadizo con un paño impregnado de sustancias anestesiantes, y la asaltó por la espalda. La víctima, aunque pudo dar «varios manotazos, perdió el conocimiento por la inhalación del producto impregnado en el paño, anulando su capacidad de reacción». En ese momento fue cuando el agresor aprovechó para «penetrarla vaginalmente, marchándose del lugar».

Las claves

  • Ataque La joven fue sorprendida por la espalda y no recuerda nada porque le durmió con cloroformo

  • Investigación La familia asegura que pasaron «meses» hasta que les confirmaron que había sido una violación

Los hechos ocurrieron en unos soportales cercanos al domicilio de la víctima. Cuando recobró el conocimiento la joven fue a casa y tocó el timbre a pesar de tener llaves. Sus padres, que también declararon ayer como testigos, aseguran que después de aquello su hija «no volvió a ser la misma». «Cuando llegó arriba estaba en shock, aturdida, paralizada, muy nerviosa. No sabía lo que le habían hecho», señaló la madre, que apuntó que la joven «tenía los ojos y la cara muy roja». Su hija alcanzó a decirle que «le habían agarrado por detrás, que le habían puesto algo en la cara que no podía respirar, que intentó forcejear pero que no pudo hacer nada».

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Su padre estaba durmiendo, y su mujer le despertó «exaltada» porque le había pasado algo a su hija, que estaba «muy alterada. Decía que le habían atacado y no sabia qué, pero sabía que le había pasado algo. Bajé a la calle para ver si veía a alguien, pero no había nadie». El hombre, muy afectado durante su declaración, aseguró que después de lo ocurrido su hija «no era la misma. No tiene la alegría esa en la cara, en los ojos», dijo entre lágrimas. «Era una chica muy alegre. Y después estaba más triste, con miedo. Cambió», añadió su madre.

Meses de espera

En su declaración, el padre de la víctima explicó que alertó a la policía de lo ocurrido y que en ese momento se activó «el protocolo de agresión sexual y fuimos al hospital». Allí, la víctima fue sometida a diferentes pruebas, pero según declaró su progenitor no fue hasta mucho tiempo después, «meses o un año», cuando la Ertzaintza les confirmó «lo que ya intuían», que había sufrido una agresión sexual. Ni en ese tiempo ni luego la joven recibió asistencia psicológica.

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Lo que desconocieron durante años fue quién había sido el autor de dicha agresión, ya que el ADN que se recogió del cuerpo de la víctima no coincidía con el de ningún delincuente registrado en la base de datos del departamento de Seguridad. No fue hasta 2019, cuando el encausado fue detenido por la violación de Beasain que fue juzgada a finales del pasado enero, cuando se comprobó que su perfil genético coincidía con el encontrado en otros casos de violación, entre ellos el ocurrido en Lasarte-Oria. Esto causó a la víctima «cierto alivio, aunque también nervios», reconoció su madre.

Por esta violación la Fiscalía de Gipuzkoa solicita para el acusado 11 años de prisión por un delito de agresión sexual, además de 20.000 euros de indemnización a la víctima por los daños morales causados. Por su parte, la acusación particular solicita una pena de prisión de 12 años, otros diez de libertad vigilada, y 35.000 euros por las secuelas psicológicas provocadas.

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Sin embargo, el acusado aún tiene pendientes otros dos juicios por cuatro violaciones más ocurridas en Gipuzkoa. Además, sigue pendiente la sentencia por la violación de una joven de 21 años cometida en Beasain en 2019, y por la que fue detenido por la Ertzaintza por primera vez. En ese caso se enfrenta a 24 años de prisión por violación, detención ilegal y lesiones. En ese juicio la víctima, que conocía al acusado porque había sido jefe de su hermano, declaró por videoconferencia para no enfrentarse a su presunto agresor.

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