Las víctimas mortales de tráfico en Gipuzkoa en lo que va de año igualan ya a las de todo 2021

El incremento del tránsito de vehículos que se lleva registrando durante todo el año, con cifras que ya vuelven a ser similares a las de antes de la crisis sanitaria, ha provocado un aumento de la accidentalidad. Ese mayor volumen de vehículos en la carretera está siendo más evidente este verano, con flujos en operaciones de salida por vacaciones que superan en más de un 20% a las cifras del año pasado. De hecho en Gipuzkoa, que acumula la mitad de las víctimas de tráfico registradas este año en Euskadi (16 de 33), el periodo estival está siendo especialmente negro, con seis decesos hasta el momento. Además cinco personas han fallecido fuera del territorio, dos de ellas esta misma semana.

El inicio de año fue especialmente negro. En un mes (entre el 1 de enero y el 1 de febrero) murieron cuatro personas por accidente de tráfico. El primero tuvo lugar el 3 de enero en la GI-41 a su paso por Donostia, en el que un motorista donostiarra de 35 años falleció tras sufrir una salida de calzada. Días después un vecino de Hondarribia falleció tras ser atropellado cuando circulaba con su bici por Gaintxurizketa. Este suceso provocó una gran conmoción entre los txirrindularis, que realizaron una marcha en homenaje a la víctima y colocaron una bicicleta de color blanco en el lugar del accidente.

El tercer fallecido fue otro motorista, de 52 años, tras sufrir un accidente en la N-I en Villabona. Una vecina de Beasain de 48 años atropellada en Olaberria cuando salía de trabajar de la planta de Arcelor Mittal cerró el primer mes del año.Se da la circunstancia además de que esta ha sido la única víctima mujer de las 16 registradas en lo que va de 2022. Los sindicatos pidieron que su muerte se investigase como un accidente laboral, ya que ocurrió en el trayecto al parking que los empleados de la empresa utilizan habitualmente.

Más del tercio de los decesos se han producido además desde que comenzó el verano el 21 de junio. En total seis personas han perdido la vida en el asfalto en este tiempo: una a finales de junio, tres en julio y dos en la primera quincena de agosto. Casualmente las dos últimas víctimas fallecieron en el mismo lugar, en la AP-8 a su paso por Elgoibar. El primero fue un motorista de 31 años que falleció tras chocar con un turismo y el segundo el copiloto de un camión de 61 años que la semana pasada se precipitó seis metros desde la autopista a la N-634. El conductor del tráiler, un varón de 45 años, resultó herido.

Un año más, los motoristas vuelven a ser el colectivo que acumula el mayor número de fallecidos. Han sido siete, todos ellos vecinos de Gipuzkoa. El año pasado este colectivo supuso el 40% de los decesos ocurridos en Euskadi, y de las 42 personas que perecieron en los tres territorios 17 eran motoristas. Siete murieron en carreteras guipuzcoanas.

Una de las muertes más trágicas fue la de Imanol Reguillaga, vendedor de la ONCE que murió atropellado en Ibarra cuando cruzaba un paso de cebra. El fatal destino quiso que su muerte se produjera en la misma calle en la que fue atropellado cuando tenía cuatro años, accidente que le dejó en silla de ruedas. Murió el 15 de abril, con 54 años.

Otro de los siniestros que provocó una gran conmoción fue el de un motorista de Errenteria de 66 años que fue arrollado en la incorporación a la GI-20 desde San Sebastián en Riberas. El conductor de la furgoneta que le arrolló se dio a la fuga, y días después fue detenido. Se trata de un joven de 27 años que no tenía permiso de conducir y que en el momento de su detención conducía bajo los efectos del alcohol y las drogas.

Por desgracia el consumo de alcohol y drogas sigue estando detrás de gran parte de los accidentes. Ante el aumento de la movilidad en carretera registrado este año, Tráfico ha aumentando el número de test preventivos que realizan las policías vascas. Así, de las 4.000 alcoholemias que se realizaron el año pasado hasta agosto en Gipuzkoa han pasado a las 10.000 de este año, de las cuales el 6,5% han sido positivas. En control de drogas, por el contrario, se han hecho menos pruebas (961 hasta el 31 de julio de 2021 frente a 783 en 2022). Cuatro de cada seis han sido positivas. En cuanto a los test realizados a conductores implicados en accidentes, el 5% de los test de alcohol (111 pruebas) fueron positivos, y casi la mitad de los de drogas (21 casos).

Si el ritmo de mortalidad se mantiene es probable que se llegue a superar la cifra de 20 decesos a final de año. Un número que no se registra desde el 2017, cuando murieron 22 personas. En los dos últimos años (2020 y 2021) se ha repetido la cifra de 16 muertes, manteniendo la tendencia a la baja de la última década que ha dejado atrás los años 2000 en los que se superaban los 50 fallecidos anuales.