Vecinos que se vuelven a encontrar
Movilidad. La posibilidad deir al municipio colindante a realizar compras, además de deporte al aire libre, se deja notar en centros comerciales que se nutren de varias localidades vecinas
Para muchos municipios como Usurbil o Tolosa, epicentro de poblaciones vecinas, la flexibilización de la movilidad entre municipios colindantes desde ayer ha devuelto el ... trazado habitual a su rutina diaria. Y es que el pasado 25 de enero, cuando Euskadi cerró sus municipios, el Covid-19 volvió a dividir a pueblos que no se entienden los unos sin los otros. Ir a tomar un café al pueblo de al lado, llenar el carro de la compra, ir a la peluquería o simplemente pasear por una pasarela que conecta localidades vecinas forma parte de los quehaceres de muchos guipuzcoanos, que ayer volvieron a cruzar fronteras. También para los comerciantes el fin del confinamiento perimetral anunciado por el lehendakari, -para realizar actividades socioeconómicas y deportivas al aire libre-, ha supuesto un balón de oxígeno, ya que han visto cómo estas tres últimas semanas la cifra de clientes se desplomaba al no poder salir de sus municipios.
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Los centros comerciales, por estar ubicados en la periferia, se vieron especialmente afectados por el confinamiento perimetral cuando el Ejecutivo dio luz verde al cierre de todos los municipios. «El ambiente era desolador, muy deprimente. Apenas había gente», cuenta Isabel Fernández, detrás del mostrador en el puesto de repostería artesanal Mañeko, en el centro comercial Urbil. La mayoría de sus clientes proceden de Lasarte-Oria, Donostia, Andoain «y alguna zona de Bizkaia también, pero de Usurbil tengo solo unos cinco o seis», detalla, constatando la «ruina» que ha supuesto el cierre entre municipios para su negocio. «Además de que no ha habido ventas, hemos tenido muchas pérdidas, porque el producto como es artesanal y no lleva conservantes es perecedero. Como mucho dura dos días, por lo que hemos tenido que tirar mucho producto», lamenta. «¿Ventas al día? Me sobraba pan», resume con este ejemplo de lo más clarificador.
Esta mujer observaba ayer «algo más de movimiento» en el centro comercial en comparación con las semanas anteriores, aunque el hecho de que hayan abierto las fronteras -al menos hasta el próximo 5 de marzo-, tampoco cree que vayan a dar la vuelta a unas previsiones que no hacen más que empeorar. «Intentas venir todos los días con ilusión a trabajar y que los ánimos no decaigan pero cuando ves que son las cinco o seis de la tarde y no has vendido nada te desmoralizas», afirma.
En resto de comercios tampoco se notaba especial trasiego de clientes, salvo aquellos que salían del supermercado, como la donostiarra Olga González. Acudió ayer por la mañana a este centro comercial a hacer la compra, como solía hacer «una vez por semana» antes de que cerrasen los municipios. Se ha «apañado» yendo a Garbera, aunque por cercanía a su domicilio, en Donostia, «Urbil me pilla mucho mejor», explica, celebrando la vuelta a la 'normalidad'. La noticia, anunciada el pasado viernes, se la «esperaba, porque este centro comercial si no no puede sobrevivir sólo con los vecinos de Usurbil, es un pueblo muy pequeño y aquí venimos mucha gente de alrededor», comenta, aunque según observa, «está todo bastante parado».
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Salir a andar y a comprar
Ana, vecina de Lasarte-Oria, también está habituada a cruzar el municipio vecino de Usurbil para realizar las compras semanales y «sobre todo para salir a andar porque por ahí tenemos muy poco sitio», comentaba empujando el carro de la compra.
«Aunque vivo en Donostia venir a hacer la compra a Urbil me pilla mucho mejor»
cercanía
«Tengo clientela fija de Andoain, Lasarte o Zarautz y el cierre de municipios se ha notado en la caja»
'Bajón' de ventas
«El ambiente estas tres últimas semanas ha sido desolador, hoy se nota algo más de movimiento»
ausencia de clientes
La pareja formada por Arantza y Joaquín se desplazó desde Lezo para realizar la compra de todo el mes. Saben que no deberían pero «no nos queda otra. Para hacer la compra sea en Mercadona, Alcampo o Carrefour tenemos que ir sí o sí a otro municipio, porque en Lezo no hay más que una tienda pequeñita, estamos muy limitados», explican, justificando su salida, si bien defienden que «somos gente que hemos respetado las normas desde el principio y nos comportamos».
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Ese respeto es el que espera de los ciudadanos la lasartearra Irene Cordero, de la tienda de encurtidos y dulces La Rapa, «para que no nos cierren otra vez dentro de 15 días, porque una semana puedes aguantar pero tres ya...», afirma. Durante ese tiempo ha notado un «bajón» en las ventas por la ausencia de «clientela fija que viene de Donostia, Andoain, Zarautz e incluso andando desde Lasarte-Oria».
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