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Arantxa Larrayo, estudiante de Burlada en Donostia, en el campus de la EHU en la capital guipuzcoana. Gorka Estrada
Vivienda

«Tres meses buscando y tengo piso gracias a una amiga que lo dejaba libre»

Arantxa, navarra que estudia en Donostia, lamenta que hay «muy poca oferta y precios desorbitados; yo he tenido suerte gracias al boca a boca»

Miguel Ángel Mata

San Sebastián

Domingo, 14 de septiembre 2025, 00:01

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«Hay muy poca oferta, y la que existe está a precios desorbitados. De locura. Yo he tenido suerte porque gracias al boca a boca supe que una amiga dejaba este año su piso y pudimos tratar con el propietario directamente y apalabrarlo para este curso, ahorrándonos de paso el coste de la inmobiliaria. Pagamos 2.000 euros al mes más gastos por un piso de cuatro habitaciones en El Antiguo, cerca del campus. Sale a unos 535 cada una, que no está mal si se compara con lo que hay por ahí».

Arantxa Larrayo es una estudiante de 4º curso de Educación Social en euskera en el campus de la Universidad del País Vasco (EHU) en San Sebastián. Los tres primeros años ha estado alojada en una residencia de estudiantes, pero para este acordó con tres amigas convivir en un piso «para vivir la experiencia».

Pronto comprobó que los estudiantes no lo tienen mucho más fácil para encontrar un alojamiento «decente y asequible» que las familias que buscan un alquiler estable, a pesar de que la oferta temporal va en aumento en detrimento de la de largo plazo tras la entrada en vigor de la ley estatal de Vivienda en 2023.

«Por haber, hay pisos –explica–, pero son auténticos abusos. Si miras en las webs de referencia se están pidiendo 600 y 700 euros al mes por habitaciones individuales enanas, o más de 2.000 euros (y de 3.000 en el Centro) por pisos viejos, en plantas altas sin ascensor, con difícil accesibilidad... No compensa».

«Conozco estudiantes que pensaban alquilar un piso y han acabado desistiendo y prefieren ir y venir a la Uni en bus todos los días»

Arantxa Larrayo

Estudiante

A ella, natural de la localidad navarra de Burlada, no le «queda más remedio» que residir en Donostia «por las malas combinaciones y los precios del transporte desde Pamplona», pero entiende, y conoce, casos de jóvenes del interior de Gipuzkoa y de Bizkaia que «teniendo pensado alquilar un piso» durante la carrera, «al final han desistido y van y vienen todos los días en el autobús. Con las tarifas actuales sale mucho más barato», razona.

Arantxa arrancó la búsqueda de un piso para el presente curso «en abril». Asegura que «no había muchas opciones. Creo recordar que vi unos cinco o así. En junio empezaron a aparecer más ofertas, pero o eran muy caros o no estaban en condiciones. Al final menos mal que apareció este que dejaba mi amiga, que está bien y aunque son 2.000 euros, con cuatro habitaciones se puede pagar, porque lo normal es que pidan 2.000 por uno de tres habitaciones».

Servicios de orientación

Las dificultades para encontrar un piso se han convertido con los años en un elemento de primera preocupación para los padres de los alumnos que quieren cursar sus estudios en Gipuzkoa en general, y en Donostia en particular. Así lo confirma también June Calvo-Soraluze, responsable de la Oficina de Relaciones Internacionales del campus de San Sebastián de la Universidad de Deusto. «La cuestión del alojamiento ha pasado a ser una cuestión relevante a la hora de elegir la ciudad y la universidad donde estudiar. Y el problema existe no solo en San Sebastián, también en otras ciudades», remarca. «El '¿cómo está la cuestión del alojamiento?' es una pregunta que antes no se hacía y ahora sí», tanto los alumnos internacionales como de otras comunidades que acuden a Deusto a cursar algún grado, MBA, intercambio, doctorado, o programa de investigación.

Por ello desde hace cinco años el centro jesuítico ofrece dentro del área de Acogida y Alojamiento una plataforma interna para que sus alumnos busquen un alojamiento, que puede ser una habitación, un piso, una residencia, un colegio mayor o convivencia con una familia. Opciones con las que la universidad tiene acuerdos.

«El '¿cómo está la cuestión del alojamiento?' es una pregunta que antes no se hacía y ahora sí a la hora de elegir universidad»

June Calvo-Soraluze

Universidad de Deusto

En el caso de las habitaciones y los pisos, la herramienta (que opera como cualquier portal inmobiliario convencional pero abierto solo a la comunidad universitaria) ofrece la garantía de que se trata de pisos que realmente existen (el auge de los anuncios falsos es otra cuestión que preocupa) y de que las viviendas cumplen unos requisitos mínimos de habitabilidad y confort, pues están supervisadas. En la actualidad la plataforma cuenta con una oferta de más de 40 pisos y más de 120 habitaciones. «Los precios los marcan los propietarios y han evolucionado como el mercado en general. Las habitaciones oscilan entre los 400 y los 700 euros. No es un negocio de la universidad, solo un servicio que nos hemos visto obligados a ofrecer y que de hecho estamos reforzando porque el asesoramiento y orientación en torno al alojamiento es cada vez más requerido por los alumnos», remata Calvo-Soraluze.

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