«El traslado a Zaballa supone desarraigar a mucha población reclusa»

La noticia de que el Ministerio del Interior trabaja ya con el proyecto de construir un Centro de Inserción Social (CIS) en Gipuzkoa para los presos en semilibertad y llevar a los reclusos en segundo grado a la prisión de Zaballa plantea varios interrogantes en el aspecto administrativo, a juicio de los trabajadores de la prisión donostiarra, además de los inconvenientes propios para abogados y asociaciones sociales por tener que desplazarse hasta Vitoria. «El traslado supone desarraigar a mucha población reclusa guipuzcoana», afirma un empleado de prisión que recuerda que ahora mismo una cuarta parte de los 200 presos en segundo grado que cumplen condena en Martutene están empadronados en la misma cárcel. «Mi pregunta es quién se va a encargar administrativamente de ellos. ¿La administración alavesa? Porque sin empadronamiento no existes como ciudadano, y si les empadronan en Vitoria, perderían el acceso a los servicios sociales guipuzcoanos».

Esta voz, con amplio conocimiento de la actividad en el penal, también advierte de otra situación que tendría que resolverse. «Aquí dentro tramitamos muchos permisos de extranjería y lo primero que te piden es el empadronamiento. Si trasladan a ese preso, prácticamente sería imposible renovar ese trámite». Por eso, los trabajadores del penal creen que, de progresar la opción de Zaballa como único penal para Euskadi, «las administraciones deberían adoptar algún tipo de acuerdo» para solventar todos esos aspectos legales.

En lo que sí están de acuerdo estos trabajadores es en el diagnóstico de que la cárcel de Martutene tiene que cerrarse «porque no reúne ninguna condición» y en que se tienen que abrir nuevos recursos de inserción. Frente a la opción del CIS, para la que según el alcalde Eneko Goia ya habría partida presupuestaria disponible, hay partidarios de que se mantenga el proyecto de una nueva cárcel en Zubieta «pero con una sección abierta» para los presos en semilibertad, la idea original.

En teoría, en Martutene ya existe una sección abierta, concebida para personas en tercer grado que salen a las 7.00 horas y vuelven a las 23 horas. «Pero es prácticamente un alojamiento, pero no ofrece otro tipo de actividades de formación o de inserción laboral», además del hecho de compartir un mismo espacio con el resto de reclusos en segundo grado, en un penal pequeño y obsoleto.