La silla donde declaran los testigos durante el juicio por el crimen de Aintzane Pujana, en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial. USOZ

Más de 40 testigos para dar luz a la madrugada del 2 de enero de 2021

La vista oral se reanuda mañana con las pruebas periciales tras una primera semana de acusaciones mutuas entre los procesados

Oskar Ortiz de Guinea

San Sebastián

Domingo, 6 de octubre 2024, 02:00

Casi cuatro años después, el novio de Aintzane Pujana siente «arrepentimiento todos los días por no haber podido ir», la noche del 1 de ... enero de 2021, al rescate de la mujer cuando le pidió socorro. «Me llamó llorando. 'Cariño, ven a buscarme, me están pegando y me han quitado a mi perro y a mi conejo», dos mascotas de las que la donostiarra de 32 años no se separaba. Pero el hombre, que no tenía vehículo propio y tampoco imaginó que no volvería a escuchar aquella voz, no encontró la manera de desplazarse a Aizarnazabal. «Nadie pudo llevarme y por mi situación económica no me podía permitir un taxi de ida y vuelta», lamentó este hombre el viernes 27 de septiembre, en la primera jornada de pruebas testificales del juicio por este crimen, que se está celebrando en la Audiencia de Gipuzkoa. Los acusados, un varón y una mujer que tenían 24 y 23 años cuando sucedieron los hechos, se enfrentan a la primera condena de prisión permanente revisable que solicita la Fiscalía en el territorio. El juicio se reanuda mañana con las pruebas periciales.

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Los jóvenes, vecinos de Errenteria, han solicitado declarar en último lugar, y no comparecerán aun la próxima semana. Tal como quedó reflejado en la instrucción, se acusan mutuamente de la autoría. Es lo que han mantenido sus abogadas en la apertura de la vista oral: la acusada admite que propinó «varias cuchilladas», pero que lo hizo coaccionada por él, quien niega haber estado aquella madrugada del 1 al 2 de enero en el escenario del crimen.

Cronología del juicio

  • Jueves, 26-S Se conforma el jurado popular, integrado por seis hombres y cinco mujeres, cinco y cuatro como titulares.

  • Viernes, 27-S El tribunal accede a que los dos encausados declaren en último lugar, y sus defensas se acusan entre sí.

  • Lunes, 30-S Un cargo de la Ertzaintza reconstruye los hechos, y ratifica que los acusados vivieron «una situación similar» con otra chica en Errenteria.

  • Martes, 1-O Varios ertzainas relatan la actuación de los procesados desde la noche del crimen hasta su arresto. Colaboran con la Policía como testigos.

  • Miércoles, 2-O Turno para más agentes y pruebas. Recuerdan que la pareja puso «el foco» en el novio de Aintzane.

  • Jueves, 3-O. El padre describe a la sospechosa como alguien maltratada hasta su adopción y también luego por sus parejas.

  • Viernes, 4-O El dueño de una pensión de Astigarraga asegura que una mujer le pidió habitación tras ser agredida en Errenteria, y «al poco» la acusada se alojó ahí con nombre falso.

Según expuso su letrada, la noche de autos, a raíz de la discusión generada cuando Aintzane se negó a cumplir el servicio sexual que los procesados habrían acordado con un cliente en Azpeitia, la acusada «se vio atrapada ante la posición de dominio y fuerza» que ejercía su pareja, y ella solo «dejó llevar su mano». Por su parte, él, que siempre ha permanecido en silencio tanto en comisaría como en sede judicial, señala a la mujer como «la autora fundamental» de los hechos, según expuso su letrada. Sostiene que el procesado no presenció los hechos, ya que tras una discusión entre la pareja y la víctima, la acusada le invitó a irse del agroturismo para resolver el conflicto entre mujeres.

Zapatillas ensangrentadas

En la primera semana del juicio han testificado ya un total de 44 personas, la gran mayoría ertzainas. Muchas de ellas han aportado detalles sobre cuestiones que ya se habían conocido durante la investigación policial: varias grabaciones de cámaras de seguridad en las que se presupone a los acusados en diversos escenarios: en una gasolinera de Hernani, donde Aintzane calza unas zapatillas que la Fiscalía trata de acreditar que son las que aparecieron manchadas de sangre en unas maletas encontradas en el agroturismo de Aizarnazabal –el cadáver estaba descalzo–; o cerca del polideportivo de Azpeitia la noche del crimen, cuando un vehículo –cuyo modelo no se aprecia pero es «compatible» con el Volkswagen Passat que usaba el acusado–, es captado llegando y yéndose sobre la hora en la que Aintzane tenía una cita sexual.

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También se ha hecho referencia a cuando en la madrugada del 2 de enero, los dos procesados fueron sorprendidos por una patrulla en un pequeño aparcamiento de la N-634 entre Getaria y Zumaia. Los agentes los identificaron porque estaban quebrantando el toque de queda que el Gobierno Vasco había establecido por la pandemia, y optaron por inmovilizar el coche porque no tenía seguro y tenía los neumáticos desgastados. La pareja «se opuso» a separarse del vehículo, donde en el maletero tenían el perro de Aintzane, y en lugar de ponerle un cepo accedieron a que lo retirara una grúa, ya que la acusada llevaba encima «700 euros» con los que abonar el servicio.

En aquellos días de enero, un hombre entregó en la estación de Euskotren de Zumaia la tarjeta Mugi de Aintzane. Contactado por la Ertzaintza, dijo que la encontró en este aparcamiento. La Policía vasca fue a inspeccionar el lugar en busca de más evidencias, y en una zona de rocas hallaron la funda de un cuchillo: había ADN de la donostiarra en su interior y del acusado en el exterior. Se sospecha que el arma fue lanzada al mar.

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Junto al testimonio del novio de Aintzane, la declaración más emotiva la ofreció el jueves el padre de la acusada. La describió como una mujer marcada por el maltrato que sufrió hasta que la adoptaron con tres años, su dificultad para entablar amistades, su querencia a juntarse con las compañías «más marginales» y a volver con sus parejas sentimentales, que también «la maltrataban». Incluido el chico con el que comparte banquillo.

Otra mujer «se libró» de unos hechos «similares» en Errenteria

Era algo que ya trascendió a los pocos días del arresto de los dos acusados y que ha sido detallado en este juicio. Según confirmó el lunes el inspector jefe de la Ertzaintza en el caso, la pareja protagonizó un episodio «similar de intentar prostituir a una mujer» de 35 años unas semanas antes en un agroturismo de Errenteria. También en situación de vulnerabilidad como Aintzane, fue agredida pero «menos mal que se libró», dijo el ertzaina. Fue clave el dueño de una pensión de Astigarraga, a quien la mujer llamó para pedirle alojamiento porque «le habían dado de hostias», declaró él este viernes. Tras ir al agroturismo, vio a la mujer con la cara y el labio «reventados» en una habitación sin llave a la que accedían los acusados. Le había pegado la procesada. El hombre avisó a la Ertzaintza y acogió a la mujer golpeada en su pensión. «Al poco», la procesada se personó en ella y se alojó con un nombre falso. Tras ser descubierta por la víctima, dio su identidad. Estuvo «tres o cinco días» en Astigarraga. La Ertzaintza supo otra vez de ella en Aizarnazabal.

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