Stop Desahucios denuncia que «el juzgado no le había notificado el desahucio» al vecino de Astigarraga
El prestamista con el que se endeudó cambió el miércoles la cerradura del caserío Gurutzeta donde ha vivido desde que nació en 1950, dejándole en la calle
Tan sorprendidos como indignados por el desahucio de Julián, desde la plataforma Stop Desahucios denuncian por un lado que el juzgado no le había ... notificado que se iba a llevar a cabo el lanzamiento y, por otro, que aún está pendiente de resolver la solicitud que hizo la abogada de este vecino de Astigarraga de 73 años para que se prorrogase el plazo hasta final de año por su situación de vulnerabilidad. «Denunciamos el comportamiento irregular de los juzgados, posibilitando con ello que un prestamista usurero por fin haya tomado posesión del caserío».
Julián Gurrutxaga, que ha vivido en el caserío Gurutzeta desde que nació en 1950, recurrió hace 9 años a un prestamista aragonés, Gormedino S. L, cuando atravesaba un mal momento económico. En un primer momento iba a solicitar 60.000 euros, pero reconoce que «le liaron» y acabó firmando un préstamo por 147.000 euros con un interés del 15% y otro de mora del 29%, poniendo como aval su caserío.
Este guipuzcoano es usufructuario vitalicio del inmueble, si bien estaba en donación a su sobrina. «El 4 de marzo vino y se llevó sus cosas y no he vuelto a tener contacto», explica Julián, quien no ha recibido notificación alguna del juzgado respecto a la hora y el día del desahucio.
Este se produjo el miércoles, a las 9.30 de la mañana. Estaba dando de comer a sus gallinas y sus conejos en la chabola que hay frente a la casa, la cual no forma parte del inmueble y no ha sido desahuciada, cuando llegó un grupo de personas acompañadas de un cerrajero y cambiaron la cerradura, dejándole en la calle. Eran representantes del prestamista y del juzgado. «Hablé con mi abogada ayer a la noche y no me dijo nada», decía sorprendido. Desde Stop Desahucios denuncian precisamente que ni Julián, como usufructuario, ni su abogada «han recibido notificación alguna» sobre el día y la hora del lanzamiento. Desconocen si esa notificación fue recibida por su sobrina.
Recurrió a un prestamista en un momento de necesidad y le puso unos intereses del 15 y el 29%
Aunque trataron de evitar que Julián perdiese la casa, en mayo de 2022, tras el impago de la deuda, la vivienda fue subastada y adjudicada al prestamista, por un valor de tasación de 180.000 euros, «cuando en realidad vale 300.000», aseguran desde la plataforma. En diciembre de 2023 se emitió un auto judicial para que el juzgado de paz fijara fecha y hora de lanzamiento, el cual fue recurrido por la representación judicial de Julián el 16 de enero. En ese recurso solicitó la aplicación del Decreto 8/2023 de suspensión de los desahucios de personas vulnerables, para prorrogar el lanzamiento hasta el 31 de diciembre de 2024.
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«Me han cambiado la cerradura de casa y no he podido ni coger mi medicación»
Desde Stop Desahucios aseguran que el juzgado admitió a trámite dicho recurso, si bien todavía no ha dictado resolución sobre el mismo. El hecho de que se haya llevado a cabo el desahucio sin que el juzgado se haya pronunciado a este respecto «provoca una gravísima indefensión», critican. «Entendíamos que estaba tramitando nuestra solicitud, ya que es potestad de los juzgados admitirla finalmente o denegarla, pero que ambas cosas tienen obligación de comunicarlas», insisten.
Un piso dotacional
Desde el Ayuntamiento de Astigarraga han solicitado que se admita esa prórroga, y mientras tanto han alojado a Julián en un apartamento dotacional municipal. Tanto el alcalde, Xabier Urdangarin, como la concejala de Bienestar Social, Esti Neira, acudieron al caserío en cuanto tuvieron conocimiento de que se había producido el desahucio. «Ellos sabían desde hace tiempo cuál era mi situación», señaló Julián.
El hombre, que tan solo tuvo tiempo de coger una camisa y una chaqueta y unas zapatillas, no pudo coger la medicación que toma a diario, «doce pastillas más la insulina». Una gestión que también está siendo atendida por el Ayuntamiento, para dotarle de los medicamentos y que pueda regresar a casa a recoger sus pertenencias. «Julián puede quedarse en el piso el tiempo que quiera, mientras esto no se solucione», señalan desde el consistorio.
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