«A Soufyane Elimrani le dieron una paliza de muerte»
Un joven de Zumarraga de origen marroquí está en coma tras ser golpeado con bates, patinetes y barras metálicas por unas 30 personas en el barrio de Molenbeek de Bruselas
Soufyane Elimrani tiene 19 años y habla árabe, castellano y euskera. No tenía ni idea de francés, pero le podían las ganas de «salir ... de Zumarraga y conocer mundo», y hace un año que dejó a sus padres, tres hermanos y varios familiares más en Gipuzkoa para instalarse en Bruselas, en casa de su tío Mahi, hermano de su padre. Estaba feliz en la capital belga, trabajaba con su tío en una empresa textil, se relacionaba ya en francés y tenía un grupo de amigos con los que compartía una de sus pasiones, el fútbol. El pasado día 1, tras haber jugado un partido, fue asaltado por un grupo de entre 20 y 30 personas, que pertrechadas con bates de béisbol, barras de hierro y hasta patinetes eléctricos, le golpearon hasta dejarlo moribundo en mitad de la calle, donde lo abandonaron tras robarle su documentación y su teléfono móvil. «Le dieron una paliza de muerte», resumen sus tíos Hassan y Zhor en su portal de Zumarraga. «Tiene varias fracturas en la cabeza, un derrame interno en el cerebro y los médicos lo tienen dormido», añaden. El joven se debate entre la vida y la muerte en el Hospital Universitario de Bruselas, adonde se han desplazado sus padres, Ahmed El Imrani y Souad El Filani, uno de sus hermanos, Ismail, y un tío que vive en Barcelona, Abdulkader.
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A través de las grabaciones de las cámaras de vigilancia, la Policía belga trata de identificar a los autores de la brutal agresión. Sucedió pasadas las 20.45 horas del 1 de noviembre, fiesta también de Todos los Santos en Bélgica (Toussaint), frente a la estación de metro de Beekkant, en el distrito de Molenbeek, al oeste de Bruselas. Aquella tarde, Soufyane había jugado un partido de fútbol y después compró un pan, tal como le encargó su tío. «Mi hermano Mahi nos dijo que el chico llegó a casa, pero que un amigo le escribió al móvil y volvió a salir. Era un chico muy querido, no fumaba ni bebía alcohol y nunca se metía en ningún lío». Según su familia, nada apunta a que el ataque fuera premeditado hacia su persona, en el barrio del que procedían varios de los terroristas que atentaron en París y Bruselas en 2015 y 2016.
«Salieron de todos los lados»
Según narraron dos testigos presenciales al medio local RTL, Soufyane tuvo tiempo de adivinar la agresión, frente a la boca del metro, pero no la más mínima opción de defenderse. «Nos llamó, y nos dijo que estaban esperando en la salida. Que no podía salir. Después aparecieron alrededor de 30 personas de todos lados: de coches, de portales...». Al momento, el joven zumarragarra, aunque nacido en Fez (Marruecos), se vio rodeado. «Le empezaron a golpear con todo, con bates de béisbol, barras de metal, patinetes...». El chico cayó al suelo, pero siguió recibiendo golpes. Incluso, cuando ya era incapaz de ofrecer la más mínima intención de protegerse. «Estando en el suelo, le golpearon con barras y patinetes», insiste su tía Zhor, mientras eleva el brazo derecho lo más alto que puede y lo baja de golpe para ilustrar uno de los golpes que recibió su sobrino.
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Soufyane quedó gravemente herido. Respiraba con dificultad cuando fue atendido de urgencia por los servicios sanitarios desplazados al lugar, de donde fue evacuado al hospital UZ, donde quedó ingresado en la unidad de cuidados intensivos.
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Su tío Mahi fue informado del suceso al día siguiente. Automáticamente, telefoneó a su hermano y padre del joven, Ahmed, que recibió la noticia cuando comía en casa tras haber salido de trabajar en Riza y Rile, donde también ejerce su hijo Ismail. A continuación, trataron de buscar un vuelo a Bruselas, pero tanto los padres como un hermano terminaron viajando en autobús.
El joven está ingresado en la UCI, por lo que sus padres solo pueden visitarle por espacio de media hora al día. «Están rotos –apuntan Hassan y Zhor–, y apenas les preguntamos por Soufyane. Los médicos dicen que hay que ver cómo evoluciona día a día. Es tan joven y buen chico... Solo esperamos que no pierda la vida».
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