Anulación de reservas
«Vamos a pagar justos por pecadores»'Simpa en el Bergara' ·
El establecimiento agradece el apoyo recibido y los clientes se confiesan «sorprendidos» por los hechos, que ayer alcanzaron un gran eco social y mediático tras la noticia del DVLos clientes del bar Bergara, en el barrio donostiarra de Gros, no salían ayer de su asombro. «Qué falta de ética», «¿cómo puede una persona ... comportarse así?», «¿dónde está la educación?»... Eran solo algunos de los comentarios que hacían entre ellos tras cononocer la noticia publicada en exclusiva por DV en la que una mujer había encargado un centenar de pintxos y finalmente no había acudido a recogerlos, dejando una factura pendiente de 350 euros y unas elaboraciones que apenas se pudieron aprovechar. La noticia, publicada en exclusiva por DV, corrió como la pólvora por San Sebastián y distintos medios, tanto de ámbito local como estatal, se hicieron eco a lo largo del día a través de sus páginas o informativos.
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«No me esperaba esta repercusión», comentaba Monty Puig-Pey, que regenta el bar Bergara junto con Esteban Ortega, después de haber hecho varias entrevistas para televisión, y cuando aún tenía pendiente una conexión en directo con un programa por la tarde. «Tengo la boca seca de tanto hablar», reconocía, «agradecido» por el cariño mostrado por su clientela más fiel. «Y también por el apoyo que he recibido del sector hostelero. El gremio nos apoya al 100%».
Lo sucedido el sábado le seguía pareciendo «increíble». Aquel día, estaba previsto que una clienta, de origen extranjero, recogiera un encargo que había hecho de 100 pintxos. La mujer había quedado en pasar a recogerlos a las tres de la tarde, pero llegó la hora y no apareció. «No le vemos sentido, la verdad. Solo lo explicamos por una actitud de mala persona», cuenta un decepcionado Monty. La clienta en cuestión había aparecido tres días seguidos por el bar, donde pedía un blanco especial Muga que acompañaba con un pintxo. El último día hizo el encargo, dejando para ello solo su número de teléfono. «Nos confiamos. Nosotros somos un bar en el que siempre tenemos buen rollo, trato cariñoso con los clientes... Pero este tipo de cosas te hacen empezar a desconfiar», reconoce.
«Nos confiamos. Solo podemos explicarlo por una actitud de mala persona»
Monty Puig-Pey
Gerente del bar
«Por la falta de ética de algunas personas vamos a pagar justos por pecadores»
Elena
Clienta de Gros
«Son casos puntuales, pero salen más a la luz, no creo que haya maldad generalizada»
Samanta
Clienta de Altza
En este sentido, explica que a partir de ahora aplicarán algún tipo de medida preventiva. «No lo hemos concretado aún, pero podría ser una fianza de la mitad del pedido», apunta. Algo que les garantice que el trabajo realizado no caerá en saco roto, como el dedicado para este sábado. Para el encargo tuvieron que preparar 35 pintxos de aguacate con salmón, 35 de falsa lasaña de anchoas y 30 de txipirones encebollados, todo ello por 350 euros.
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«La elaboración comenzó dos horas antes. Tuvimos a dos cocineras dedicadas a ello, limpiando los txipirones, pochando la cebolla... . Y encima son pintxos que se deben consumir en muy poco tiempo. El aguacate, por ejemplo, se oxida enseguida... Pudimos reciclar algo, pero la mayor parte de los ingredientes se perdió», cuenta.
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Los clientes del bar se mostraban ayer sorprendidos y muy críticos con lo ocurrido. Llovía sobre mojado. Solo unos días antes se conocía la sentencia favorable al restaurante de San Sebastián Amelia, que cobró una fianza de 510 euros a un cliente que había reservado mesa para tres y no se presentó a cenar. «Colegas hosteleros me han contado de casos de gente que reserva en tres sitios y que luego solo aparece en uno. Es una sinvergonzonería, es maltratar nuestra profesión, nuestro trabajo», señalaba Monty.
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«Son casos puntuales»
Mientras tomaba algo en la terraza, Elena señalaba que ese tipo de actitud refleja «una falta de ética total». Como vecina del barrio explicaba que va mucho por este establecimiento. «Me llaman por mi nombre, hay confianza, no sé si, en el mismo caso, los dueños me pedirían a mí una fianza, pero ellos saben que no haría un feo así nunca». En este sentido, se lamentaba de que por este tipo de actitudes «van a pagar justos por pecadores».
«Me parece fatal que pase algo así, parece que tienes que empezar a preocuparte por la actitud de algunas personas», decía Belén, también vecina de Gros. Samanta, por su parte, se mostraba a favor de que se tomen medidas y de que actúe la justicia. «Mi marido es hostelero y sé el esfuerzo que supone». Ahora bien, se declaraba convencida de que se trataba «de casos puntuales. Siempre ha ocurrido, pero es que ahora salen más a la luz. No creo que ahora haya una maldad generalizada».
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