La espera para una resonancia en el Hospital Donostia se alarga ya hasta los ocho meses
Osakidetza instalará dos nuevos aparatos de radiodiagnóstico en Gipuzkoa para aliviar los retrasos
Verónica tiene pedida desde mayo una resonancia magnética preferente por parte de un médico especialista de la OSI Donostialdea. La semana que viene está citada ... en la consulta en la que el galeno debería valorar el informe de los radiólogos, pero esta paciente donostiarra aún no ha recibido cita para realizarse la resonancia. Llama al teléfono de Osatek, la sociedad pública dependiente del Departamento de Salud que gestiona las resonancias en Euskadi, pero no consigue hablar con nadie. Así que se presenta en la sede de Osatek en el Hospital Donostia y, apurada, relata su caso. La administrativa que la atiende no se muestra muy sorprendida: «Tenemos una lista de espera de ocho meses», le responde, con lo que Verónica concluye que tal vez no le hagan la resonancia hasta enero.
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Lo que le ha ocurrido a esta donostiarra no es un caso aislado en Gipuzkoa, donde las esperas de más de seis meses se están produciendo incluso en determinados pacientes oncológicos, según ha podido confirmar este periódico. El servicio que presta Osatek en el territorio venía registrando en los últimos años una lista de espera de unas 12.000 personas, lo que ya indicaba un déficit, pero la situación se agravó el pasado febrero, cuando una inundación por la rotura de una tubería en el complejo del Hospital Donostia averió una de las tres máquinas de resonancia que prestaban servicio en el centro donostiarra. En apenas dos meses, la lista de espera superó las 13.000 personas y desde entonces la situación ha empeorado –aunque Salud no ofrece datos más actualizados–. De hecho, en los meses de verano se ha agravado, porque a la falta de una de las máquinas se le ha sumado el cierre de turnos en Osatek, denunciado por varios sindicatos.
Osakidetza es consciente de que existe un problema con el incremento de las listas de espera para resonancias en Gipuzkoa, por lo que, a preguntas de este periódico, desveló ayer que prevé «la incorporación de dos nuevas resonancias magnéticas de última generación», que supondrán una inversión de 5 millones. Según fuentes de Salud, «estas nuevas unidades permitirán reforzar la capacidad diagnóstica, aliviar la lista de espera actual y mejorar la atención al paciente».
«Mi marido estaba ingresado por un tumor cerebral y tuvo que esperar 4 días para una resonancia urgente. Al poco, falleció»
La incorporación de estas dos nuevas máquinas en Gipuzkoa se enmarca en la necesidad de renovar el equipamiento tras la avería de una de las resonancias ubicadas en Donostia en febrero, «cuyo coste de reparación resultaba prácticamente equivalente al de adquirir un equipo nuevo». Osakidetza ya ha sacado a licitación la compra de las dos nuevas resonancias. «Al menos una se instalará en el Hospital Donostia, con la posibilidad de incorporar una segunda unidad». La adjudicación se producirá «en breve» y se prevé que las nuevas resonancias estén operativas «en el primer cuatrimestre de 2026».
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El convenio con Osatek fija en 8 días la demora máxima en volantes preferentes
Actualmente, en Gipuzkoa hay seis equipos que realizan resonancias magnéticas: cuatro en Donostia –eran cinco hasta que uno se averió y no se ha podido reparar–, uno en Zumarraga y otro en Eibar. Los cuatro equipos ubicados en la capital, como es lógico, son los más demandados y los que acumulan una lista de espera superior a las 10.000 personas. En la sede de Osatek, en el Hospital Donostia, hay dos equipos operativos, otro presta servicio en Onkologikoa y el quinto de la capital se ubica en el ambulatorio de Amara Berri. Además, hay un equipo de radiodiagnóstico en Eibar y otro en Zumarraga. En los próximos años también los nuevos hospitales públicos proyectados en Tolosa y Arrasate contarán con resonancia. Es decir, en tres o cuatro años Gipuzkoa podría pasar de los seis equipos actuales a contar con diez.
Déficit en casos urgentes
Los tiempos de espera para las resonancias que los médicos especialistas califican como preferentes están alcanzando demoras de hasta ocho meses en Donostialdea, pero la situación no es mejor en aquellas que se cursan de urgencia, incluso durante ingresos hospitalarios. María Eugenia es una errenteriarra que el pasado mayo perdió a su marido por un cáncer cerebral. Relata a este periódico que, en el último ingreso de su marido, «la oncóloga pidió una resonancia urgente para ver el avance del tumor y nos dijo con cierta angustia que confiaba en que se la pudieran hacer al día siguiente, aunque nos avanzó que no podía asegurarnos nada por los problemas que estaba habiendo en Osatek. Pasaron 4 días hasta que finalmente le hicieron la resonancia, pero al poco falleció».
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«El especialista me pidió una resonancia en mayo y, como no me llamaban, he ido a Osatek y me han dicho que la espera es de 8 meses»
María Eugenia asegura que en la planta en la que estaba ingresado su marido había otros pacientes «graves» que llevaban días esperando una resonancia, por lo que se teme que su caso «no es una excepción». «Los médicos nos dijeron que para las resonancias no hay urgencias y que para algunos casos urgentes incluso se estaban derivando pacientes desde el Hospital Donostia a Pamplona», asegura.
El propio consejero de Salud, Alberto Martínez, reconoció el pasado marzo en una respuesta parlamentaria que un niño de 3 años que sufrió un atropello fue trasladado del Hospital Donostia a Pamplona por las dificultades de que Osatek realizara una resonancia de urgencia.
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