Ocho personas han perdido la vida en la muga en el último año y medio
El pasado mes marzo, el río Bidasoa acabó con los sueños de Ibrahim Diallo, un joven migrante de 24 años
El río Bidasoa sigue siendo un punto negro para muchos migrantes que tratan de cruzar la frontera. La última tragedia se ha dado este miércoles con la desaparición de una nueva persona que buscaba llegar a tierras francesas atravesando a nado el paso fluvial en busca de una nueva vida. En el último año y medio, nueve migrantes han perdido la vida en el intento.
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No hace falta remontarse mucho tiempo atrás para recordar la última tragedia. El pasado mes de marzo, Ibrahim Diallo, un joven migrante de 24 años y origen senegalés, fue hallado ahogado el día 30 tras dos semanas de búsqueda. El cadáver fue localizado a 400 metros aguas arriba de la zona de Zaisa, cerca de la gasolinera de Puntxas situada en la N-121-A.
Siguiendo con el orden cronológico, el 20 de noviembre del año pasado, un hombre 38 años procedente de Costa de Marfil fue hallado muerto cerca de Endarlatsa. El mes de octubre también se tuvo que lamentar la pérdida de dos vidas humanas. Esta vez en el lado francés. Cuatro jóvenes de origen argelino fueron atropellados por un tren mientras trataban de entrar en Gipuzkoa desde la estación de San Juan de Luz. Fayçal Hamadouche, Mohamed Kemal y una tercera persona de la que no llegó a trascender la identidad perdieron la vida, mientras que el cuarto logró salir con vida, aunque con heridas de gravedad.
El Bidasoa ahogó en el mes de agosto los sueños de Abdoulaye Koulibaly de llegar a Nantes. Desde que llegara en patera a España en el mes de mayo, este joven de 18 años trató de cruzar al país galo sin éxito hasta en tres ocasiones. Para la siguiente ocasión eligió junto a un compañero hacerlo por el camino más peligroso: el Bidasoa. Un río traicionero en el que las corrientes convierten apenas 50 metros de cauce en una trampa mortal.
Un mes antes, en mayo de 2021, el paso fluvial acabó con la vida de Yaya Karamoko, un migrante de 28 años procedente de Costa de Marfil. Junto a otros tres compañeros trató de pisar tierra francesa para reencontrarse con su familia. Lamentablemente, Yaya no pudo llegar a la orilla.
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Tessfit, un joven eritreo de 21 años también fue víctima, en este caso de la frustración de no poder abrir una nueva etapa de prosperidad en su vida. En el mes de abril se quitó la vida en Azkenportu, frente a esa frontera que para él resultó ya inexpugnable.
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