Las nuevas plantas de tratamiento se miran con lupa tras el alud de Zaldibar

Hoy se cumplen cinco meses desde que se produjera el impactante derrumbe en el vertedero de Zaldibar, propiedad de Verter Reciclyng. Un alud que atrapó a Alberto Sololuce y Joaquín Beltrán, trabajadores que en aquella tarde del 6 de febrero se encontraban en la instalación y cuyos cuerpos todavía no han sido localizados entre los escombros. La labor principal del Ejecutivo vasco sigue siendo la de hallar los cadáveres de ambos trabajadores, en una labor ininterrumpida pese a la pandemia y en la que día tras día se remueven y revisan toneladas y toneladas de residuos con el objetivo de que las familias puedan dar al último adiós a sus seres queridos.

En paralelo, la imagen hacia el exterior que ha dejado el derrumbe, los incendios que se produjeron y, en definitiva, la catástrofe ecológica originada en el vertedero han provocado en la sociedad vasca un miedo y un recelo aún mayor hacia ese tipo de instalaciones e incluso hacia soluciones alternativas que tienen como fin evitar las escombreras.

En primer lugar, se sigue analizando si la posible reapertura del vertedero de Epele en Bergara reúne los consensos y garantías necesarias para que pueda servir como solución intermedia y de urgencia para las empresas del territorio. A finales de febrero se planteó esa opción que la Mancomunidad de Debagoiena sigue analizando aunque la pandemia ha retrasado ese proceso.

Sin embargo, el resto de soluciones posibles para el tratamiento de residuos se observa con lupa por ayuntamientos y la propia ciudadanía. Ese es el caso de la planta de reciclaje y valorización de residuos de construcción que un promotor privado había planteado construir en Azkoitia. El Gobierno Vasco otorgó la autorización en abril, pero posteriormente el ayuntamiento azkoitiarra inhabilitó esa posibilidad por la falta de consenso que había generado el proyecto en el municipio, ya que algunos lo catalogaron como «un nuevo Zaldibar». El propio consejero Arriola manifestó que frenar la construcción de estas plantas «va en contra» del cierre de vertederos.