«Los negacionistas han llegado a decir que están repartiendo sogas para ahorcarme»
El investigador Fernando Valladares denuncia una escalada de amenazas en su contra por parte de grupos que niegan el cambio climático
Fernando Valladares es doctor en Biología e investigador delConsejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), donde dirige el grupo de Ecología yCambio Global en el Museo ... Nacional de Ciencias Naturales. Una voz más que autorizada que, desde el reciente paso de la DANA por Valencia, se ha dedicado a advertir sobre los graves efectos de la crisis climática, como reflejaba en una entrevista publicada en este mismo periódico el pasado domingo.
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Su labor como experto en la materia, sin embargo, no está pasando desapercibida para aquellos que niegan la injerencia humana en el clima. Valladares denuncia una escalada de amenazas y violencia en su contra por parte de grupos de negacionistas del cambio climático y que las últimas semanas ha recibido un aumento alarmante de mensajes de odio a través de las redes sociales, donde «han llegado a decirme que están repartiendo sogas para ahorcarme».
Según el investigador, «no es la primera vez» que estos grupos de negacionistas «me hacen saber que no opinan como yo», pero el reciente episodio de la DANA que ha afectado especialmente a la Comunidad Valenciana «ha sido una espiral de odio y violencia», especialmente a través de las redes sociales. «Las descalificaciones diciendo que las DANAs han existido siempre y ese tipo de cosas las ha habido en más ocasiones, pero desde el 29 de octubre los mensajes han ido cobrando cada vez más virulencia hasta meterme en algunas lista de personas para eliminar o algunas bromas de que tenga suerte y no coincidamos en algún evento», relata.
Pero Valladares no es el único que se ha visto envuelto en las últimas semanas a este tipo de escraches sufrido por personas que se esconden tras el anonimato que puede dar un perfil en X, antes Twitter. Algunos otros comunicadores y científicos han tenido que cerrar sus cuentas en las redes ante el acoso violento y constante, especialmente en el caso de las mujeres. «El asunto con ellas a veces llega a tomar unos tintes que cruzan alguna línea roja. Mi forma de responder es no huir. No cierro mis cuentas ni bloqueo a nadie, quiero saber quiénes son y por qué me odian», admite sin esconder que leer algunos mensajes «hace que te recorra una especie de sudor frío».
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«Lo que más fácil cala es el descrédito, y al final lo que dice la ciencia se equipara con lo que opina cualquiera»
Fernando Valladares
Investigador del CSIC
El científico apunta que esta es la forma que tienen los negacionistas de demostrar que se sienten acorralados y carentes de argumentos. «El crear mentiras en internet no es para que se crean las mentiras, sino para que nadie se crea nada. Y eso se logra de manera bastante eficaz. Lo que cala al final es el descrédito y la desconfianza; y la solidez, la reputación o la verificabilidad que pueden tener la academia, la ciencia o los profesores se equipara a lo que opine cualquiera».
El ejemplo más reciente, añade, es el de figuras públicas ajenas a la ciencia como Donald Trump, un negacionista confeso del cambio climático que ha logrado de nuevo llegar al poder del país que más gases de efecto invernadero emite. «Cuando vienen situaciones inciertas, cuando se ven las orejas al lobo en lo económico o en lo social, la gente quiere creer disparates y los populistas arrasan». Pero lo importante, dice, es «que hagamos algo de una maldita vez con el dichoso cambio climático y el primer paso es ponerse de acuerdo. Y esto es lo que peor se nos da. Ahora mismo se me antoja lo más difícil, ponernos de acuerdo porque hay profesionales y hay inspiradores o instigadores del odio que precisamente lo que dificultan es que nos pongamos de acuerdo. Tampoco necesitamos estar de acuerdo en todo, solo tenemos que encontrar un par de cosas importantes, y que sean la referencia. Pero o ponemos colectivamente el foco en un par de cosas urgentes o seguiremos posponiendo la mitigación del cambio climático, seguiremos edificando en zonas inundables, seguiremos haciendo todas estas cosas que la ciencia denuncia, pero que la gente acaba normalizando y le parece hasta bien».
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