Nada

Plaza de Gipuzkoa ·

Guille Viglione

San Sebastián

Domingo, 7 de agosto 2022, 07:51

La mente es un territorio inmenso que, por ahora, no aparece en google maps. Camino sin meta ni objetivo por un laberinto de pliegues sin ... más ambición que dejarme llevar, perderme en mis cavilaciones. Deambulo entre recuerdos, intuiciones y otros caprichos del inconsciente. Me detengo para observar de cerca un pensamiento a medio formar. Vago y divago sin rumbo y cuando, por error, me topo con la salida del laberinto doy media vuelta y vuelvo a adentrarme en un bosque de divagaciones.

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Estos días intento aprender a no hacer nada. Recuerdo haberlo hecho de forma natural pero, al contrario que montar en bicicleta, es algo se olvida con la falta de práctica. Resulta complicado quedarse quieto, hacerse a un lado, en un mundo que entiende la vida como una lista de tareas. En una sociedad en la que vivir ajetreado es un símbolo de status. También en vacaciones. No imaginé que el entretenimiento consistiría en mirar pantallas, que el ocio sería enchufar cacharros. La tecnología adictiva está diseñada para secuestrar la atención. Despierta en nosotros un deseo inédito por significarnos, tener una opinión y un juicio para todo, compartir momentos íntimos, competir por la mejor sonrisa, ola, cumbre, receta, concierto o imitación de la coreografía de moda. Este verano estoy robando a cada día algo de tiempo para no hacer absolutamente nada. Flotar absorto en el presente más inmediato. Dejar que emerja el recuerdo de que no hay nada más dichoso que vivir sin preocupaciones.

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