1945 | El terror de las modistas a los sanmarciales
la máquina del tiempo ·
Viajando a la Gipuzkoa del pasado sin salir de la hemerotecaLa máquina del tiempo se nos ha puesto hoy festiva, y nos permite conocer cómo se vivían las vísperas de los sanmarciales de Irun ... en 1945 (con las modistas «que no viven ante los encargos y las impaciencias de sus clientas») y cómo se vivió un 'Día del Arrantzale' en San Sebastián veinte años después (con misa marinera y concurso de platos cocinados en los barcos).
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En Irun se viven estos días las jornadas previas a los esperados sanmarciales, con más ilusión aún tras los años de pandemia. En 1945 también esperaban con ganas la cuenta atrás festiva, aunque el gremio de la costura lo vivía con agobio. Lo explicaban mejor en la crónica irunesa que publicó DV el 27 de junio de 1945.
«LA CARRERA DE LA AGUJA. Casi todos los iruneses esperamos las fiestas con más o menos expectación, más o menos interés, aunque a nadie nos falta entusiasmo por ellas, y decimos casi todos porque hay un gremio que se acerca a ellas con terror, es el noble gremio de las artistas de la aguja. Lleva una temporada que no da abasto, y es tan difícil encontrar una modista que disponga de unas pocas horas para que nos corte un traje como pretender que Arruza (torero mexicano de moda entonces) fije fechas libres para torear».
Evocaban los talleres de costura de la ciudad fronteriza. «Estos tiempos, aunque nada fáciles, nos recuerdan aquellos otros de los talleres de la Graciosa, Abalgar, Ceberio, Hermanas Rey, Gallego, etcétera, en que el paseo del día de San Pedro era una exhibición de irunesas guapas y de toaletas de buen gusto; nos lo recuerdan las fiebre de preparativos por parte de ellas».
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«Así están las pacientes hijas de Santa Lucía, que no viven ante los encargos y las impaciencias de sus clientas. También en esto seguimos la tradición de saber vestir bien, y si las mujeres en general tienen el prurito de los trapos, las irunesas lo tienen elevado al cubo».
Terminaba con un deseo la crónica de Irun del 27 de junio de 1945. «En esta carrera de la aguja les deseamos a nuestras modistas que terminen bien sus trabajos para que la mujer irunesa pueda lucir su palmito en las próximas fiestas de San Pedro y San Marcial, siguiendo así la tradición de pueblo bien vestido que tiene el nuestro y, sobre todo, manteniendo su fama las irunesas, aunque padezca algo el bolsillo de los iruneses».
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Platos cocinados en barcos
De las fiestas de Irun de 1945 vistas desde un ángulo peculiar en sus jornadas previas saltamos con nuestra máquina del tiempo a 1965 y a unos festejos atípicos. Aquel año, las Fiestas Euskaras de Donostia se adelantaron desde septiembre a estas fechas para no coincidir con los Mundiales de Ciclismo. Y contaron con un 'Día del Arrantzale', del que informó DV en su edición del 27 de junio de 1965.
«Cerca de 40 vaporcitos se reunieron en la bahía, llegados de todos los puertos del litoral guipuzcoano, abundando los de matrícula de Guetaria, Orio y San Sebastián. A las once comenzó una misa al aire libre sobre un altar instalado en 'Kai Arriba'. Aquella misa marinera resultó emocionante, sobre todo por un detalle: «En el momento de la consagración los vaporcitos hicieron sonar sus sirenas. Terminada la misa, los barcos desfilaron por la bahía y al entrar en el puerto eran bendecidos».
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El Día del Arrantzale de las adelantadas Fiestas Euskaras de 1965 se celebró un certamen gastronómico muy particular. Era un concurso «entre cocineros de los vaporcitos, que cocinaron en sus propios barcos».
«Las bases del jurado establecían poder participar con un plato clásico de los que se han venido cocinando en el mar hasta la introducción de las cámaras frigoríficas, pues hoy nuestros arrantzales comen en el mar más pollos que atunes. Resultó vencedor el plato presentado por Juan Vicuña, mariñel del 'Flor de Primavera', cuyo plato era atún con tomate, maravillosamente hecho, muy sabroso y sencillo», escribían el 27-VI-1965.
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Añadían que «hubo tanta calidad en este concurso gastronómico que el jurado, con la aquiescencia de la comisión organizadora, consideró la conveniencia de instaurar tres premios más». Así que también fueron distinguidos el marmitako de Juan José Subiza, del Zeruko-Ama, el «katuarraya en salsa» de Ruperto Vaqueriza (Virgen de la Playa) y el marmitako de Chomin Álvarez Olabe (Glorioso San Roque).
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