La Schola Cantorum saca Olentzero
LA CALLE DE LA MEMORIA ·
Corrían años de jaiotzas, cada parroquia con la suya, y la figura del tradicional Olentzero rompía algunos esquemas aunque, superando dificultades, la Schola Cantorum ... de Nuestra Señora del Coro lo paseó por las calles de la ciudad, allá por 1945.
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Aparte de otros comentarios más ideológicos, no faltaron voces sobre la incongruencia de presentar «al bonachón de buena pipa y mejor panza», cuando eran muchas las personas que sufrían penalidades para llenar el estómago.
Tres años más tarde en El Diario Vasco se publicaba que saldrían cuatro grupos llevando Olentzero y que el organizado por Gau Txori, que tenía su sede en la calle, entonces callejón, de Arroca haría el siguiente recorrido: saldría a las seis de la tarde recorriendo la calle Amara, plaza Easo, Víctor Pradera (hoy Easo), plaza Centenario, Prim, Isabel la Católica (hoy Reyes Católicos), Urdaneta, otra vez Víctor Pradera, Zubieta, Marina, San Martín, Guetaria, San Marcial, Loyola, Hermanos Iturrino (hoy Arrasate) y avenida de España (hoy de la Libertad) para reunirse en dicho lugar con el resto de los Olentzeros organizados por grupos entre los que estaban El Carmelo, los Luises del Antiguo, Goizaldi, etc.
José Miguel Barandiarán ubicaba a Olentzero en los misteriosos collados de Aralar, paraíso de los dioses vascos
Tres años más tarde se publicaba que saldrían cuatro grupos llevando Olentzero y el de Gau Txori saldría de Arroca
La prensa apoyaba la iniciativa «porque colabora a mantener encendido el espíritu de la Navidad» mientras «las etxekoandres rellenan el capón, se encienden los braseros... el muérdago preside las casas... los chiquillos hacen ríos de espejos en el Nacimiento y el adiós rutinario es sustituido por el exuberante deseo lleno de alegría de ¡Felices Pascuas!».
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Lejos todavía de venir cargado de regalos y faltando una década para que se inaugurara el Nacimiento de la Plaza de Gipuzkoa, hubo una especie de entente cultural para dejar a Olentzero la Nochevieja y a las jaiotzas la Nochebuena.
Sin carroza que lo trasportara, Olentzero era llevado en andas, «como manda la tradición», acompañado de txistularis y de los 'casheritos' y 'casheritas' que en permanente kalejira se sumaban a la comitiva, rodeados de voluntarios con grandes sábanas en las que se recogía el aguinaldo que entregaban los transeúntes y las monedas que les tiraban desde los balcones.
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El personaje que José Miguel Barandiarán ubicaba allá por los misteriosos collados de Aralar, paraíso de los dioses vascos, se instituyó sin problemas en el atardecer del 24 cuando, ya inaugurado el Belén de la plaza de Gipuzkoa, se concentraron todos los Olentzeros en torno al Portal y compaginaron su salida con las jaiotzas incluso compartiendo carroza.
Cierto fue que no todas las mentalidades estuvieron preparadas para los cambios y demostraron su disgusto pero, en general, se escribió que: «Recorrió la ciudad en caritativa cuestación para los asilos y centros, cantando villancicos y poniendo la nota navideña en las calles donostiarras. Ciertamente, no presentaban el aspecto del 'Belén' que es el obligado en este tiempo, pero es que... los tiempos y el tiempo cambian».
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