1975 | Contra el bozal obligatorio para los perros
«Encuentro 'salida de tono' el obligar, bajo sanción, a que todos los perros lleven bozal, aun acompañados de sus dueños. ¿Es que se quiere hacer la guerra fría a los perros?»
Uno de los temas que más tinta ha hecho gastar en la historia de EL DIARIO VASCO es el de los perros. Sus residuos, sus ... molestias, sus dueños, sus normativas y su cumplimiento o no han sido largo motivo de debate.
Hace cincuenta años subió de decibelios la polémica. En septiembre de 1975, la Jefatura Provincial de Sanidad de Guipúzcoa insertó en el Boletín Oficial una serie de normas que seguían a las que desde abril, aunque sin demasiada aplicación práctica, se habían promulgado «ante el fuerte incremento que ha experimentado la población canina durante estos últimos años y la amenaza de aparición de casos de rabia».
Las normas concretadas en septiembre eran drásticas. Repasamos las más destacadas. Una, «vacunación antirrábica obligatoria» para todos los perros mayores de tres meses. Dos, «los ayuntamientos organizarán la captura y sacrificio de los perros vagabundos». Y tres, «la obligada conducción de perros en la vía pública con bozal y sujetos con correa».
La polémica del bozal sí, bozal no, volvía a ponerse sobre la mesa, como en otros momentos de nuestra historia.
El 21 de septiembre de 1975, DV publicó la carta de un lector y dueño de can, titulada '¿Guerra fría a los perros?'. En ella, apoyaba la persecución y sacrificio de los perros vagabundos. Pero respecto de los bozales obligatorios...
«No puedo menos que decir que encuentro 'salida de tono' el obligar, bajo sanción, a que todos los perros lleven bozal, aun acompañados de sus dueños. ¿Es que se quiere hacer la guerra fría a los perros?».
En opinión de aquel anónimo lector, «todos los perros de la localidad están vacunados –y si no lo están encuentro muy justa una sanción y fuerte–. En sus collares llevan colocada la placa que lo confirma. ¿No supone este requisito una garantía?».
No, el microchip aún no había llegado. Pero sigamos con la carta, que lanzaba nuevas preguntas...
Sin casos de rabia
«Además, ¿cuántos casos de rabia se han dado en San Sebastián para tomar una medida tan drástica? Según he podido informarme (...) no se ha dado ningún caso de rabia en nuestra ciudad, ni se sabe desde cuándo. Vuelvo a repetir: ¿por qué la obligación?».
Admitía el autor que «algunas determinadas razas, por su gran tamaño (...) impongan un respeto o miedo a los ciudadanos, y sobre todo a los niños». Proponía sancionar a los propietarios que no sujetasen bien a sus perros en esas situaciones.
Pero aquel lector sabía de mascotas y era consciente de la incomodidad que supone poner bozal a un perro no habituado a ello: «El intentar poner un bozal a un perro de una cierta edad, si no está acostumbrado», le provoca rebeldía ante «ese tope tan incómodo» y hasta «tristeza».
El debate sobre la obligatoriedad o no de los bozales iría y volvería.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión