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En total contraste con la celebración hoy del Día Internacional de la Mujer, encontramos en el diario del 8 de marzo de 1970 una información ... bajo la siguiente larga cabecera: 'Ayer, en el Ayuntamiento. Acto de apertura del XXV Consejo Nacional de la Sección Femenina. Fue presidido por el vicesecretario general del Movimiento. Asisten delegadas provinciales de toda España'.
Hasta la supresión en 1977 de los órganos del franquismo, o del 'Movimiento Nacional', siguió funcionando la Sección Femenina, siempre con Pilar Primo de Rivera al frente. Había nacido durante la Guerra Civil para agrupar a las militantes de Falange y había empezado a editar su revista 'Y' en la primera sede donostiarra de la Sección Femenina en la plaza del Buen Pastor.
Durante décadas, se ocuparía de gestionar el Servicio Social de la Mujer y de formar y promocionar un tipo de mujer sumisa y abnegada, al servicio de su marido y de su hogar.
La propia delegada nacional Pilar Primo de Rivera, en el «trascendental discurso» que pronunció en el Ayuntamiento donostiarra en la apertura de aquel XXV Consejo Nacional de la Sección Femenina. Destacó el siguiente objetivo...
«Recordar sobre todo que la mujer ha venido a formar al hombre y elevarlo en su dignidad, por lo tanto para nosotras cada hombre es un ser diferente a los demás, que debemos considerar en su individualidad y nunca como masa».
La dirigente, con 62 años en 1970, detectaba que llegaban otros tiempos, que consideraba confusos, aunque acaso su discurso también lo fuera...
«Mantener las ideas claras para saber a qué atenernos en cada momento en medio del confusionismo de todo orden que estamos viviendo. Aquello de José Antonio, de que lo importante es tener un sentido total claro en el alma que nos dé las soluciones para lo concreto y aquello del Evangelio de al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, con la esperanza de que los demás consigan también la claridad suficiente para no interferir funciones ni normas».
Sólo han pasado 55 años, pero la jerga del franquismo y la concepción del papel de la mujer parecen más antiguos. En aquel acto inaugural del que informaban el 8 de marzo de 1970, el gobernador civil Julio Iranzo dio así la bienvenida...
«Siempre hemos pensado que en el orden de jerarquía de valores en un país ocupa el primerísimo lugar el espíritu, y espíritu es el hombre como portador de esos valores eternos que nos decía José Antonio, pero es que, además, en este caso, pensamos que la mujer es el nervio fundamental de la sociedad, es la garantía de la familia, es, por ello, la pieza clave en toda la estructura de este país. A la mujer, por lo tanto, dedicamos no solamente nuestros mejores pensamientos sino que en ella tenemos nuestra mejor esperanza».
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