1970 | «¡Aceite va!» desde un balcón del Centro
Una pareja de británicos paseaba por San Marcial cuando «desde un balcón arrojaron aceite sucio, que fue a parar a las prendas y el rostro de este matrimonio». Un viandanteles achacó el caso a un niño
La antipatía y la amabilidad pueden coincidir en un mismo momento. Así ocurrió hace 55 años, cuando alguien lanzó aceite usado desde un balcón, que ... cayó sobre dos turistas, y otro alguien intentó suavizar la situación. En la edición de EL DIARIO VASCO del 2 de agosto de 1970 intentaban hacer una lectura positiva del incidente, que relataban en estos términos...
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«Nuestra ciudad es amable durante los doce meses del año, principalmente con el visitante. Agrada orientarle, incluso acompañarle, si con ello se le soluciona un problema. Pero no es de esto de lo que nos queremos ocupar, sino de la amabilidad de un señor que el pasado viernes, sobre las doce del mediodía, se deshizo en explicaciones para llevar la mejor comprensión posible a una circunstancia que hacemos votos no tenga repetición».
Y entraban en harina (sin aceite, por favor)...
«A esa hora pasaba por la calle de San Marcial, en dirección al hotel de Londres, un matrimonio inglés, joven, vistiendo con elegancia ropas veraniegas. Al pasar por determinado número de la citada calle, desde un balcón arrojaron a la calle un aceite sucio, que fue a parar a las prendas y el rostro de este matrimonio».
Toda una guarrería y una faena, que mitigó cierto señor...
«Y aquí entró en danza la breve explicación del diplomático donostiarra, que dejó al matrimonio, en plena calle, limpiándose las manchas con sus respectivos pañuelos, sin levantar una sola palabra de protesta e indignación. Por lo menos, cuando terminó la escena, así quedó la misma».
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No acertamos a imaginar qué tipo de explicaciones daría el «diplomático donostiarra» a un lanzamiento de aceite sucio en verdad inexplicable, pero parece que achacó el hecho a la acción de algún menor de edad y su intervención ayudó a suavizar el mal trago...
«Una gestión amable»
«No había un guardia por allí para denunciar el hecho que, por otro lado, tuvo una gestión amable, una explicación, que parece satisfizo a los visitantes incordiados por la inesperada ducha, en plena calle desde un piso y con un líquido verdaderamente desagradable».
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Nuestro diario terminaba recordando a «algunas mamás» que extremaran el cuidado de sus hijos en los balcones. Sin embargo, siempre nos quedará la duda. ¿Creen ustedes que los culpables del lanzamiento de aceite sucio realmente serían niños?
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