1960 | Los inquietos grupos locales de teatro
Un fenómeno de los años 60 en nuestra ciudad fue la explosión de grupos locales de teatro, que suplían con entusiasmo y dignidad las limitaciones ... de medios y formación.
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La edad de oro de aquellos grupos locales empezaría en 1961, con la creación del denominado Club de Teatro de San Sebastián, una plataforma que supieron aprovechar aquellos jóvenes inquietos que vieron en el arte escénico una forma de expresión, y hasta de debate, lo que suponía toda una grieta dentro de la dictadura.
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«En San Sebastián, en esta especie de renacimiento cultural que puede observarse, hay que tener muy en cuenta a los grupos teatrales», decían en un reportaje sobre tres: Argi, Antígona y el Teatro de Cámara y Ensayo del Círculo Cultural
El Club de Teatro ofrecía una representación en el teatro Principal un domingo por la mañana sí y otro no. Los abonados pagaban 25 pesetas al mes, aunque también se vendían entradas sueltas. Participaron diez grupos que trabajaban en castellano: Antígona, TEU, Tablado, Argi, Candilejas, Teatro Estudio de San Sebastián (el único superviviente), Orain, Elisalle, Teatro de Cámara del Gran Kursaal y el guiñol de Colorín, así como tres en euskera: Jarrai, Euskal Iztundea y los títeres Tribiristrabirisbardi.
Vida cultural
Hace 65 años la iniciativa del club aún no había cristalizado, pero ya estaban funcionando algunos de aquellos entusiastas teatreros donostiarras. «Los grupos de teatro son factores muy importantes en la vida cultural de una ciudad», titulaba Torres Murillo un reportaje publicado el 12-XI-1960, en el que se centraba en tres formaciones: Argi, de Educación y Descanso, Antígona, surgido en el seno del Club Vasco de Camping, y el denominado Teatro de Cámara y Ensayo del Círculo Cultural.
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«En San Sebastián –podía leerse–, en esta especie de renacimiento cultural que puede observarse, hay que tener muy en cuenta a los grupos teatrales que, casi sin ayuda de los que debieran fijarse en su importante obra, van trabajando, salvando dificultades materiales, llegando a una estimable categoría, lo cual resulta aún más meritorio si se tiene en cuenta la falta de ambiente universitario (...)».
Los de Antígona tenían un local, «casi desván», en el edificio del Victoria Eugenia, pero no podían mostrar sus obras en aquel teatro porque, según explicaba su director, Valentino Meloni, «nos cobran 3.500 pesetas por cada representación y no tenemos dinero». En la formación colaboraban con mayor o menor intensidad cincuenta socios del Club Vasco de Camping. Intentaban orientarse hacia el «teatro de ensayo». En 1960, Antígona ensayaba 'Hoy es fiesta', de Buero Vallejo.
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En principio se enfocaba hacia un teatro más comercial Argi, que en aquellos tiempos intentaba poner en pie tres funciones, 'Mónica', de Paso, 'El sí de las niñas' de Moratín, y 'La ratonera', de Agatha Christie. Su director era el veterano actor Ignacio Almandoz.
El Teatro de Cámara y Ensayo del Círculo Cultural, por su parte, era «el más antiguo y tal vez podríamos decir el más intelectualizado de los grupos, por las obras que elige, por su ambiente y por sus 'Tablados' o conferencias ilustradas con cuadros teatrales». El grupo llevaba funcionando desde 1945 y lo dirigía José Luis Villarejo. En noviembre del 60, la compañía con vocación más minoritaria contaba entre sus filas con Jaime Azpilicueta, futuro director y entonces joven actor.
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