La calle de la memoria
1960 | Generosidad para uniformar a los tamborrerosLa expansión, casi podríamos decir explosión, de la Tamborrada Infantil empezó hace 65 años. Recuerden que desde su nacimiento en 1927 y hasta entonces, estaba ... formada por una única compañía, chicos, en su mayoría hijos de socios de Euskal Billera. Algunos vieron claro que aquello podía y debía ir a más.
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Ya el 20 de enero de 1960, a impulso del vicepresidente del Centro de Atracción y Turismo Perico Arana y de Carlos Blasco, la compañía de Euskal Billera fue reforzada con alumnos de algunos colegios, hasta alcanzar el centenar de componentes. En noviembre de aquel mismo año hubo en el CAT una reunión decisiva. Miembros de Euskal-Billera, el concejal Ernesto Merino y representantes de cinco colegios se conjuran para lanzar «la Gran Tamborrada Infantil», con nuevas compañías a cargo de los centros y trajes específicos para cada una.
La idea es acogida «con enorme entusiasmo» por los centros privados implicados (Marianistas, Escuelas Francesas, Sagrado Corazón, La Salle y San Ignacio-Jesuitas). Sin embargo, con las dos compañías de centros públicos, las entonces conocidas como escuelas Almirante Oquendo y, especialmente, el Asilo Reina Victoria ubicado en Zorroaga, surge una dificultad: ¿Cómo sufragar sus uniformes?
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La Tamborrada Infantil se amplió hace 65 años, pasando de una a ocho compañías. La generosidad y rápida reacción de los donostiarras logró superar el escollo de sufragar los uniformes para la tamborrada del Asilo Reina Victoria
Ahí surgió una campaña con muchos implicados, incluido nuestro periódico. El 6 de diciembre de 1960, podía leerse...
«Continúa su marcha ascendente la iniciativa de proporcionar uniformes a los niños acogidos en Zorroaga y para la creación de su propio regimiento, junto a la también noble empresa de que los alumnos de las escuelas públicas, niños modestos de la ciudad, tengan una mayor participación».
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Gran Tamborrada Infantil
Según informaban hace 65 años, «el pasado sábado nos llamó por teléfono el ex alcalde donostiarra don Juan Pagola Birebén, ofreciendo patrocinar un uniforme completo. Y hubo también otras llamadas. Agradecemos esta generosidad y hacemos votos para que esta campaña tenga la rapidez que todos deseamos junto a su mayor efectividad. Es preciso llegar a confeccionar un centenar de uniformes a medida de cada niño y esto requiere forzosamente de una diligencia y de un despertar de los sentimientos unánime e inmediato».
Ocurriría. Al final del mismo texto añadían un dato de última hora, la donación de mil pesetas a cargo de «un donostiarra». Se lograría coser y sufragar en tan poco tiempo los uniformes, y el 20 de enero de 1961 pudieron salir las siete nuevas compañías, haciendo real el apelativo usado entonces de «Gran Tamborrada Infantil».
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Claro que, entre el entusiasmo, nadie previó que la mayor parte de los casi ochocientos pequeños tamborreros estarían lejos de la única banda de música, con cacofónicos resultados. Al año siguiente se solventaría el problema con la instalación de megafonía.
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