La calle de la memoria
1949 | Ferias, circos y payasosLas fiestas de San Juan en Amara eran mucho San Juan. La Sociedad Donosti Berri ya se encargó de ello. Entre hogueras, verbenas y cucañas, ... lo que primaba eran las Ferias de Amara... cuando en San Sebastián tan solo se conocían «las ferias» una vez al año: en San Juan. Ya fuera en sus primeras versiones, allá en el actual paseo del Arbol de Gernika, ya en el solar donde hemos conocido el Parque de Bomberos, en la calle Easo, o en la plaza del Centenario... Los feriantes llegaban puntuales y verles montar sus aparatos era tan sugestivo como luego, más tarde, verlos funcionando.
Y cada vez se fueron más allá, más allá... Y las casetas de tiro, tómbolas, «cardo americano» y «barba de papá», se colocaban a ambos lados de la Avenida de Sancho el Sabio y los carruseles en el centro de la plaza de Pío XII, todavía sin fuente y en su derredor los espectáculos, la serpiente de dos cabezas, la mujer barbuda... y el Teatro Argentino con su tradicional «Pepa no me des tormento».
A peseta el viaje cuando las ferias «viajaron» hasta las proximidades del Puente de Hierro, donde León Salvador, el «charlatán de feria» vendía estilográficas y hojas de afeitar ni a cinco, ni a cuatro, ni a tres pesetas: a dos y encima regalaba la maquinilla.
Cuando San Sebastián lloró la muerte de León Salvador, el más popular de los charlatanes de las ferias de Amara
Sería posible hoy, como ocurrió entonces, que la muerte por enfermedad de un vendedor ambulante causara tanta pena en toda la ciudad? La prensa se volcó en homenajearle.
Y los circos, el Americain Cirque, el Corzana, el Imperial, el Cirujeda, el Amar que recordaba al Krone, el Circo Fémino, el Zoo Circus, el Mexicain o el Atlas con Pinito del Oro, el Imperial, el Americano o el Berlín Circus, de Angel Cristo...
Eran otros tiempos... cuando San Sebastián aportó nombres importantes al mundo del circo, citándose a los Bermiolles, los Trompeta, los Ambrinos, los Carreis, los Cape, los Arfe y muchos más. «Tony, Pipo y Totó» fueron graciosos musicales que se lanzaron a la profesionalidad dominando el piano, saxofón, clarinete y acordeón. Manolo Larrumbide, 'Tony', comenzó haciendo pareja con 'Pipo', Ignacio Martín, que como augusto ganó premios en Certámenes de Noveles con el ilusionista Profesor Nitram, hasta completar el trío con Angel Egusquiza 'Totó'.
Pasó frecuentemente en aquella época que artistas de la música, teatro, canto... renunciaron a la fama de los escenarios por no querer salir de su «querido txoko» y, habiendo podido triunfar en el exterior, redujeron su actividad al Teatro Victoria Eugenia, Gran Kursaal, Teatro Principal... provincias cercanas y lugares benéficos.
El Profesor Tromff lo mismo hacía reír que «morir de miedo» cuando, con sus pases magnéticos, hipnotizaba al personal, destacando su actuación en el Kursaal, en 1956, donde el desconcertante faquir «regresó» al mundo tras estar enterrado 35 minutos en un ataúd a dos metros de profundidad.
El antiguotarra 'Samber', «Samber y sus perritos sabios, Copo y Pituso», era esperado los jueves y domingos en los festivales infantiles, programados los años sesenta en la terraza del Ayuntamiento. Contratado por el empresario Frediani empezó con números de fuerza, rompiendo piedras y barras de hierro con los puños, y terminó en Alderdi Eder con sus dos mascotas.
'Canutillo' (Antonio Larzábal) y 'Soplete' (Luis Olaizola) eran los amigos de los niños que, junto a una larga nómina de divertidos personajes, escribieron curiosas páginas de humor donostiarra.
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