1925 | El rey apareció en la bahía en un buque de guerra
¿Qué había hecho la reina María Cristina? ¿Había venido Alfonso XIII? ¿Habían hecho alguna excursión o visita? ¿Y se sabía algo de Victoria Eugenia? Periódicos donostiarras contestaban cada día a estas preguntas
Ayer llegó a San Sebastián don Alfonso, y se fue a tomar el té a San Juan de Luz» ('La Voz de Guipúzcoa', 20 de ... agosto de 1925).
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Durante décadas, los periódicos donostiarras seguían a diario los movimientos de la familia real en nuestra ciudad. Quién se iba, quién venía, con quién estaban, a quién recibían, a dónde iban. La reina madre María Cristina solía ser la más estable en sus largas estancias, en las que mantenía contacto tanto con la aristocracia como con las iniciativas de la ciudad. Su hijo Alfonso XIII, a veces acompañado por su esposa Victoria Eugenia pero muchas veces no, era más irregular y siempre sorprendía con sus apariciones, excursiones y desapariciones.
Hace un siglo, Alfonso XIII había surgido en plena bahía a bordo de un barco de guerra. Lo contaron así en 'La Voz de Guipúzcoa'...
«Ayer, cuando todavía se hallaba la playa y el paseo de la Concha llenos de gente, cerca de la una de la tarde se vió llegar a toda máquina en dirección a la bahía un barco de guerra español, de cuatro chimeneas, que entró en la barra y se fue a colocarse casi en el centro de la bahía, donde ancló, sin hacer ninguna señal, ni disparar los cañonazos de saludo a la plaza. Pronto la gasolinera de la Comandancia del Puerto se arrimó a uno de los costados del buque, que era el contratorpedero 'Alsedo', que manda el comandante don José Gámez (...)».
En la gasolinera desembarcaron «siete u ocho caballeros, que vestían pantalón blanco, americana azul y gorra de plato blanca». Eran el rey Alfonso XIII, el marqués de Viana, el doctor Alabern y otros «palatinos» y regatistas de Santander.
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«Don Alfonso y sus acompañantes desembarcaron y penetraron en el Club Náutico, donde estuvieron breves momentos tomando un 'cock-tail' y saludando a algunos socios».
Los del grupo «tomaron en la calle de Igentea unos automóviles de alquiler y salieron en dirección del palacio de Miramar, pues parece ser que el objeto del viaje de don Alfonso no era otro que el de visitar a su madre y almorzar con ella en Miramar».
Tras aquella comida, «a las cuatro de la tarde embarcó D. Alfonso para San Juan de Luz, en unión de doña María Cristina, para ir a tomar el té en la residencia de la duquesa de Talavera. Antes de las cuatro estaban, naturalmente, en el embarcadero, aguardando a saludar a don Alfonso, todas las autoridades y algunos deportistas donostiarras».
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Tras aquel té de hace un siglo, madre e hijo se separaron...
«Doña Cristina regresó en automóvil de San Juan de Luz para asistir al 'debut' de la Compañía Alba-Bonafé en el Príncipe, y ver la decoración que para la fiesta celebrada la noche del martes en el Kursaal había pintado y montado Lagarde. Don Alfonso habló unos momentos con el alcalde, conviniendo que sean invitados al Concurso Hípico (...) los embajadores de Francia, Bélgica, Italia y Portugal».
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