1913 | Efemérides musicales
No pasa jornada sin que las hemerotecas nos recuerden acontecimientos ocurridos en cada uno de los días transcurridos, porque todos y cada uno ellos guardan ... hechos, curiosidades, recuerdos, acontecidos que protagonizaron nuestros mayores y que, unidos, constituyen la historia de nuestro pueblo. Hoy, 23 de abril, la calle de la Memoria fija su atención en los años 1881, 1913 y 1928, teniendo la música como denominador común.
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1881. Presidido el Pleno municipal por el primer alcalde, José Olano, además de prohibir la «conducción de aguardientes por Igueldo», para evitar el contrabando que se hacía por este lugar, se trataron asuntos como la necesidad de que hubiera bomberos en los espectáculos teatrales, instalar una «orchatería en el Guignol de Alderdi Eder» o desistir de construir el paseo de la orilla izquierda del Urumea, porque no había en caja el medio millón de reales que costaba el proyecto.
En dicho Pleno, a petición de Antonio Arzac, se aprobó denominar calle de Iparraguirre «a la que forman los talleres de los señores Urcola y Múgica», y que «a partir de hoy, en memoria del malogrado y activo industrial, todo el barrio sea bautizado con el nombre de Gros», siendo así como, desde esta fecha, el callejero donostiarra recuerda a quien compuso y por primera vez cantó el 'Gernikako arbola'.
1913
Tal día como hoy, hace ciento diez años, falleció el maestro Sarriegui en una farmacia de la calle Narrika. Un 23 de abril se fundó la Coral Santa Cecilia con José Saizar de presidente y Gaztelumendi como director
1913. Corría la media tarde de aquel 23 de abril cuando el Ayuntamiento, presidido por Marino Tabuyo, se reunía en Pleno para ver cómo se celebraba, el 4 de mayo, el cincuenta aniversario del derribo de las murallas. A punto de darse por zanjada la reunión, el ordenanza pasó un recado al alcalde y éste, emocionado, se dirigió a la corporación diciendo: «Ha muerto el maestro Sarriegui».
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Como todas las tardes, don Raimundo había acudido al rosario de Santa María y, terminado su rezo, también como todos los días, había acudido a la tertulia que diariamente mantenía en la rebotica de la farmacia de Tellería, en la calle Narrika. Al poco de comenzar ésta, sintió un fuerte dolor en el pecho, perdió el conocimiento y «dejó caer la cabeza hacia atrás». Reconocido por el practicante municipal Mendiola, pronto se advirtió la gravedad y de la Casa de Socorro llegó Larburu, el médico que estaba de guardia, y el doctor Castillo que, casualmente, entraba en la oficina de farmacia. Raimundo Sarriegui, con 73 años, moría a las ocho y diez, siendo asistido por el párroco de San Vicente, José Otero Echeverría. Una reliquia que se conserva de aquel suceso, es la banqueta en la que sentó Sarriegui al sentirse indispuesto.
1928. Hoy se lloraba en Pasaia por los seis marineros del 'Sobral 10', del armador Julio Ciganda, naufragado esa noche en alta mar y, por la tarde, en el teatro Victoria Eugenia, los melómanos disfrutaban en el concierto programado por la Sociedad Música de Cámara de San Sebastián, teniendo como protagonista al pianista José Iturbi. Aquel mismo día, una veintena de cantores, algunos procedentes del Orfeón Donostiarra, acudieron a la llamada de Inocencio Gaztelumendi. La cita era en la residencia de los Carmelitas y el objetivo, crear una coral que propagara y difundiera la música religiosa. Para llevar adelante aquel proyecto dedicado a la música polifónica, principalmente la sacra, se nombró una junta directiva presidida por José Saizar Múgica. Gaztelumendi, que pertenecía a la cuerda de bajos del Orfeón Donostiarra, sería el director. El primer acuerdo tomado fue que la nueva entidad se denominara Coral Santa Cecilia, cuya actividad ha llegado hasta nuestros días.
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