Juan Laredo pasea por la plaza de Gipuzkoa, en San Sebastián. Arizmendi

Juan Laredo, exdirector de una residencia

«A los mayores nos ven como un trasto y no se aprovecha nuestra sabiduría»

El primer director del centro de Berio valora el cambio de mentalidad en el sector: «Antes se exigía certificado de buena salud para ingresar, una monstruosidad», asegura

Macarena Tejada

San Sebastián

Martes, 30 de abril 2024, 06:45

El donostiarra Juan Laredo ha desarrollado su vida profesional en torno a los mayores y su cuidado. Fue el primer director de la residencia de Berio en el barrio donostiarra del Antiguo, donde conoció en primera mano lo que significaba atender a una persona en sus últimos años de vida. Ahora que ya tiene cierta edad, reivindica «ayudas» para poder envejecer en su hogar, «sin barreras arquitectónicas» que se lo impidan. Y pide ser escuchado, porque siente que «a los mayores se les ve como un trasto y no se aprovecha su conocimiento. Ahora tenemos más medios a nuestro alcance, como sillas de ruedas, pero a costa de una deshumanización».

Publicidad

¿Su vida laboral ha girado en torno a las personas mayores, y ahora que tiene cierta edad, cómo ve a la sociedad actual respecto a este colectivo? ¿Ha mejorado o ha empeorado?

– En algunos aspectos ha mejorado. Por ejemplo, ahora tenemos más medios a nuestro alcance, como las sillas de ruedas, los ascensores, elevadores... Pero esto, a costa de una deshumanización de la persona mayor. Se le ve, en muchos casos, como un trasto, un elemento a mandar a la residencia, y no se aprovecha el cúmulo de conocimientos que muchos atesoran para ponerlos al servicio de la sociedad.

– Han pasado alrededor de treinta años desde que se estrenó como el primer director de la residencia de mayores de Berio, en el barrio donostiarra del Antiguo. ¿Cómo eran entonces estos centros?

– Cuando yo llegué, las residencias eran almacenes de personas mayores. Es más, se exigía certificado de buena salud para ingresar, lo que me parece una monstruosidad. Berio fue la primera residencia que dio cabida a personas mayores con algún tipo de demencia. En su día fue la residencia de referencia por su calidad asistencial.

– ¿Cuáles eran sus puntos fuertes?

– El personal, sin duda, que estaba muy volcado en la atención a los mayores.

– ¿Y los débiles?

– La propia construcción de la residencia, la arquitectura. El mismo día de la inauguración se estaba instalando un ascensor hasta la segunda planta y la puerta del garaje, por ejemplo, no permitía la entrada de una ambulancia por sus dimensiones. Cuando había que llevar a los residentes al hospital tenían que salir al exterior y si llovía, mojarse. Afortunadamente se solucionó rápido.

Cuidados en el domicilio

«El personal de las residencias es muy competente, pero lo ideal es envejecer en nuestra casa, con la familia»

– ¿Cómo han cambiado los centros de mayores en este tiempo?

– Hoy en día quizá se han masificado un poco, pero siguen estando atendidas por personal muy competente. El gran problema es, sin embargo, que cada vez son menos los mayores que quieren ingresar en una residencia. Lo ideal, y algo que también ha visto la administración, es que permanezcamos en nuestro entorno, en nuestra casa, rodeados de nuestra familia y de nuestros amigos.

Publicidad

– Los datos hablan por sí solos. Cuatro de cada cinco mayores quieren envejecer en su hogar en vez de ingresar en una residencia. ¿Es su caso?

– Sí.

– ¿Por qué?

– La propia vivienda encierra muchas vivencias. Y el recordar es volver a vivir. Si a una persona se le arranca de su entorno tiende a la melancolía, a la tristeza y a la depresión. Eso es fácilmente salvable con ayudas para facilitar al mayor quedarse en su casa.

– Hace tiempo que Gipuzkoa trabaja para reforzar los cuidados domiciliarios. ¿Cuál es el camino a seguir?

– Se pueden hacer varias cosas para facilitar al mayor que envejezca en su hogar. La figura del cuidador es muy importante y ya hay ayudas para contratar a un asistente personal. En ese aspecto se ha avanzado bastante, pero es solo una parte del problema, todavía queda mucho por hacer. Las autoridades también deberían sacar adelante una ley que obligase a instalar ascensores en las comunidades en las que reside una persona mayor para que esta pueda salir al exterior y recorrer sus paseos habituales.

Publicidad

– ¿Es esto que propone viable?

– Hoy en día el coste medio de una plaza en una residencia se cifra en los 4.000 euros mensuales aproximadamente. Bastaría dedicar dos o tres cuotas de esas mensualidades a las comunidades para que muchas se decidieran a instalar ascensor. Esto reduciría la lista de espera para acceder a una residencia y a la larga supondría también un ahorro del gasto social.

– En su día trasladó esta propuesta a las autoridades.

– Sí, pero no he recibido respuesta alguna.

Trato

«Ahora tenemos más medios a nuestro alcance, como sillas de ruedas, pero a costa de una deshumanización»

– Usted también apuesta por reconvertir locales abandonados en pisos para mayores. ¿En qué consiste esta idea exactamente?

Publicidad

– Sí. Lamentablemente, día a día vemos que se van cerrando muchos locales a pie de calle. Rehabilitarlos para hacer viviendas podría ser una solución barata y práctica tanto para los mayores como para los propietarios de esos locales, que verían una compensación en la reconversión.

– ¿Ycómo funcionaría el servicio?

– Requeriría un estudio serio, por supuesto.Pero a la larga traería beneficios para todos. Habría que analizar si hacerlo en régimen de alquiler o venta, pero lo importante es que sería muy beneficioso para todos.

Publicidad

– ¿Cómo debería ser la etapa final de la vida?

– La etapa final de la vida debería condensar todo lo bueno que hemos hecho. Facilitar con medios mecánicos y con ayudas económicas este final de vida debería ser un objetivo clave para las autoridades.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad