«Las madrastras no somos malas como dice la RAE»
Núcleo familiar ·
Priscila dos Santos recoge firmas para cambiar la definición de la palabra y «romper los prejuicios» que rodean a las mujeres que adoptan este rolLa primera definición de la Real Academia Española dice que 'madrastra' es la «mujer del padre de una persona nacida de una unión anterior de ... este». Pero la segunda opción que ofrece es «madre que trata mal a sus hijos». Haciendo una búsqueda rápida en internet, las primeras imágenes que salen son de brujas de cuentos de Disney y mujeres con caras de pocos amigos. Priscila dos Santos lo tiene claro. «Para que una mujer sea mala no hace falta que sea madrastra, pues la maldad está en el carácter de cada uno», asegura la embajadora de la comunidad 'Somos madrastras' en España, que desde su consulta en Astigarraga busca darle la vuelta a la connotación negativa que rodea la palabra. «Es urgente crear entornos más saludables para las criaturas, sus familias y brindar un espacio libre de prejuicios a las mujeres que adoptan este rol», defiende.
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Dos Santos lo reivindica desde la experiencia. Fue hijastra, es madre y también madrastra. Pero para hablar de nuevas figuras en el núcleo familiar, primero hay que hablar de una separación. «El divorcio o la ruptura es un tema muy delicado y hay que saber cómo tratarlo con los niños para que no se sientan culpables de la decisión de sus padres», apunta. No existe una fórmula mágica, pero sin duda la sinceridad y la transparencia son ingredientes claves para asegurar una transición sana. «Hay que hacerles saber a las criaturas cuál va a ser la situación tras el cambio y asegurarles de que es lo mejor para la familia, pero sobre todo, que se le va a seguir queriendo y cuidando igual», insiste. Ocultar a las nuevas parejas y alargar mentiras como 'es una amiga' solo provocan más problemas a largo plazo. «Cuando era pequeña esto me sentó muy mal. Yo notaba a mi padre diferente y pensaba que no confiaba en mí y que por eso no me contaba la verdad».
«Urge crear entornos saludables para los pequeños, sus familias y brindar un espacio libre de prejuicios»
Existe una fina línea entre las ganas de proteger a los pequeños y privarle de información relevante para su vida. «Los niños también son capaces de adaptarse a nuevas situaciones», recalca Priscila. «Es súper importante mantener una buena comunicación entre progenitores y la nueva pareja» y romper esos prejuicios que describen a las madrastras como «'mujeres que quieren alejarte de tus hijos y adoptar el rol de madre'». Al contrario, «es una nueva persona que va a entrar a la vida de la criatura, una nueva persona que le va a querer y a cuidar cuando tú no estás, ¿no es eso algo que agradecer? ¿Qué más se puede pedir para tu hijo?», reflexiona.
Falta de talleres y formaciones
Y es que las palabras y sus significados transforman nuestra sociedad, por eso Dos Santos está recogiendo peticiones en change.org para cambiar la definición de 'madrastra' de la RAE a 'mujer que está en una relación amorosa con alguien que tiene uno o más hijos no comunes fruto de alguna relación anterior, compartiendo responsabilidades familiares por los hijastros'. Hasta el momento, se han reunido 1.648 firmas. Otros, sin embargo, ante esta idea, le recomiendan crear una palabra nueva. Priscila no ve esto «interesante a nivel social, porque crear una nueva sería aceptar que la palabra 'madrastra' es un eufemismo; como si estuviera mal serlo», critica. «No está mal, el problema es lo que se asocia a ser una madrastra», insiste. Aun y todo, admite que «se ha avanzado bastante desde que empecé con 'Somos Madrastras' en 2021 y cada vez hay más mujeres que se animan a visibilizarlo. Esto es algo bonito». Con todo, no niega que «los niños, a pesar de no tener recursos para afrontar estas situaciones, lidian mejor con ello que los adultos», asegura.
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Se estima que en España «hay más de dos millones de familias ensambladas», formadas tras un divorcio, y Priscila se muestra especialmente preocupada por «la poca formación que se les ofrece. Hay muchas familias perdidas y las instituciones no hacen nada por ayudar a estos progenitores ni a sus hijos. Se ve en los juicios, en muchas ocasiones. El bienestar de la criatura no es siempre el principal objetivo, hay muchos egos y falta de gestión emocional», asegura. Además, haciendo alusión a la salud mental, Priscila alerta de que «el 70% de las madrastras han sufrido depresión derivada de la ansiedad social» que les genera querer cuidar y atender a sus hijastros.
«Hay más de dos millones de familias ensambladas en España y hay mucha falta de gestión emocional, que perjudica a los niños»
Por todo ello «es urgente que se den talleres e información a estas familias» para también evitar, por ejemplo, situaciones de «problemas escolares que pueden tener estos niños» y pide «dejar de juzgar a las madrastras y no hacer más difícil el proceso de adaptación de las mujeres a este nuevo rol».
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Cuentos infantiles para explicar el divorcio y las nuevas parejas
Priscila dos Santos, embajadora de la comunidad 'Somos madrastras', también busca romper los estereotipos y educar a través de la escritura. Hace unos meses publicó 'La historia de Helu', dos libros que abordan el divorcio y el término madrastra pensados para explicar y ayudar a los pequeños a comprender estas nuevas situaciones. La historia sigue a Helu, una pequeña osa, y los problemas que afronta cuando sus padres se separan, pasando por etapas como la confusión o la culpa. Con el paso del tiempo, Helu se adapta a esta nueva dinámica familiar, hasta que su padre comienza a actuar raro y le presenta a su nueva pareja, la que será su madrastra. «Estas obras no están pensadas solo para ayudar a los niños, sino que también pueden servir para los padres», añade.
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