A juicio dos guipuzcoanos por allanar el chalet que acabó ardiendo en Huesca

Dada su minoría de edad –los cuatro tenían entre 14 y 17 años– fueron sus familias las que debieron responder por ellos, y las cuatro fueron condenadas el año pasado a indemnizar con 555.563 euros al propietario de la vivienda, cantidad de la que una compañía de seguros sufragó 128.795 euros. El fallo del juzgado de menores número 1 de Huesca fue ratificado por la Audiencia oscense el pasado 2 de octubre. Una de las familias recurrió esta resolución ante el Tribunal Supremo, que ha desestimado.

Según pudo comprobar la Guardia Civil, la vivienda en cuestión, a la que se referían como «la peña» en un grupo de WhatsApp identificado como 'remodeladores' en el que supuestamente estarían varios de los procesados, acabó reducida a escombros durante la madrugada del 17 de abril de 2022 tras haber sido utilizada por un grupo de jóvenes para organizar botellones, aprovechando que en la misma no se encontraba su propietario, un notario de Zaragoza.

Los participantes en estas fiestas compartían el consumo de bebidas alcohólicas y sustancias estupefacientes. En uno de estos encuentros, según quedó acreditado ante la justicia, uno de los menores juzgados fue el responsable de haber dado fuego a un vaso de cristal en el que previamente habían vertido alcohol, que al prender originó una gran llamarada que desencadenó el posterior incendio que arrasó el chalet unifamiliar.

Los menores condenados, sin embargo, no estaban solos en este domicilio ubicado en la calle Arco, en la zona alta de Castiello de Jaca, a unos 120 metros de la iglesia. Según la investigación policial, en las fiestas ilegales celebradas en este lugar durante varias noches consecutivas de aquella Semana Santa se llegaron a congregar «hasta 14 asistentes, muchos de los cuales acudían a la localidad oscense en fines de semana o periodos de vacación, en su mayoría con familiares y amigos.

Además de los cuatro menores citados, fueron identificados como asistentes a esos encuentros los cuatro jóvenes que van a ser juzgados a partir del viernes 23: J. A. C. M., T. I. A., L. B. P. y A. G. H.. Esa mañana se procederá a elegir a los once integrantes del jurado popular –nueve titulares y dos suplentes–, mientras que el testimonio de los cuatro está previsto el lunes 26, en la sala 6 del Palacio de Justicia de Huesca. El jueves 29 el caso quedaría visto para sentencia.

Los cuatro jóvenes no comparecerán ante el tribunal del jurado por una hipotética responsabilidad en el incendio, dado que únicamente son acusados de allanamiento de morada, al haber entrado a la vivienda una o varias veces entre las noches del 14 al 16 de abril. El Código Penal contempla para este delito penas de prisión de entre dos meses y dos años. Para acceder al interior del chalet, los procesados no habrían empleado algún tipo de violencia o intimidación –delito agravado para el que se contemplan condenas de hasta cuatro años de cárcel–, dado que quedó acreditado que la casa había sido abierta ya por algunos de los menores juzgados.

Los hechos por los que estos cuatro adolescentes debieron comparecer ante un tribunal de menores tuvieron lugar la madrugada del 16 al 17 de abril de 2022 –Sábado Santo y Domingo de Resurrección–, cuando los cuatro chicos menores de edad accedieron al chalet por una puerta trasera, aprovechando que el dueño no se encontraba en el interior, al tratarse de una segunda vivienda. Según concluyó la Guardia Civil tras sus pesquisas, los cuatro menores, junto a otros nueve mayores de edad, estarían implicados en el allanamiento de al menos otras tres casas de la localidad, en las que se colaban para hacer botellón: beber «bebidas alcohólicas y fumar sustancias estupefacientes», según los investigadores.

Esta vez se valieron de una piedra para romper la puerta de la bodega. Una vez en el interior, abrieron varias botellas de vino. Bebieron, brindaron y fumaron, según inmortalizaron en un vídeo que se grabaron aquella noche. Luego pasaron al salón, donde no se les ocurrió otra cosa que echar alcohol en un vaso de cristal y darle fuego a ver qué pasaba. La «violenta llamarada» les sobresaltó. Su primera reacción fue intentar sofocarla con agua del grifo, pero en la maniobra derramaron el combustible por la mesa. Trataron entonces de ahogar la flama con un edredón, y el remedio empeoró aún más la situación. Las llamas cogieron tal virulencia que los chavales optaron por salir corriendo mientras el fuego terminó devorando la vivienda, que se vino abajo.

La responsabilidad última, sin embargo, ha recaído en sus respectivas familias, que deben abonar de forma conjunta un total de 428.767 euros.