Hay una campaña para atajar el edadismo. La Fundación Matía, contra la discriminación por edad, busca desactivar los estereotipos más arraigados sobre las personas mayores. ... Me examino y veo -quizá por estar más cerca de «esas edades»- que también he sido cruel, o graciosilla algunas veces, refiriéndome a los mayores. Me doy cuenta porque tengo dos dedos de frente y por el documental recién estrenado sobre Sara Montiel, fíjate. Te pones a pensar: ¿tratamos bien a Sarita de mayor? ¿Por qué nos reíamos, porque fumaba puros, por las transparencias, porque pedía un tul en el objetivo de las cámaras de fotos para salir más guapa, por ser libre? El hashtag de la campaña, #nosoncosasdelaedad. No, Sara no tenía por qué reprimirse; se ponía tules y leopardos porque le daba la gana. Pero, sin confundir, lo de Felipe González no es edadismo, es otra cosa. He conocido a una pareja de norteamericanos jubilados que se han instalado en Donostia para vivir aquí su última etapa… lejos de Trump. Y cómo me gustaría a mí que se rieran de mi edad si me dedico, como ellos, a vivir la vida a mi aire: él haciendo por amor al arte ebanistería y ukeleles; ella estudia francés y recibe clases de baile hawaiano… en Rentería. Donald, su anciano ex presidente, inauguraba la cárcel Alligator Alcatraz, rodeada de caimanes, y aprobaba una ley de reforma fiscal, llamada 'La Grande y Hermosa' que deja a 12 millones de personas sin cobertura sanitaria. En su caso, #nosoncosasdelaedad.
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