Alguna vez entro en el grupo de Telegram donde se relacionan inversores en criptomonedas de aquí, el Donosti Crypto Club. Siempre te animas. Celebran los ... avances y lo resumen simpáticamente: ¡Qué bonita es la vida!, les he leído, tan felices. Al arancel trumpiano, ni caso.
Así está la cosa cuando se oyen pronunciamientos tremendos como que «Europa pierde el alma» y el mundo se va a tomar viento (¿tomar viento? qué bien hablada soy evitando palabrotas) Me autocensuro, claro, pero no evito la realidad. Solo hay que salir a la calle, calles envueltas en grandes, pequeñas y mínimas peleas. Se ve en balcones y banderas: de Orio y de Arraun, de la Real, de Osasuna, de Ucrania, de Palestina… Si miras a Madrid, la bronca es monumental. Este fin de semana le han dado la vuelta a la Vuelta.Todo pinta, opinan los analistas, que vienen revoluciones, electorales y de vida. He conocido, a raíz de los últimos sondeos, un término que triunfa: Fa(chavales), en la línea de fachapobres. Pues resulta que han llegado a la conclusión, a través de mediciones, que son las mujeres, y de mi edad, el dique contra el avance de la ultraderecha.
¿Y qué hago yo además de concienciarme y eso? Acudir a un nuevo establecimiento hostelero de comida peruana situado en la calle Génova donostiarra, ya saben, para probar el pan con chicharrón crocante con camote frito y salsa criolla, que ha ganado el Concurso Mundial de Desayunos organizado por un stremer vasco, por más señas.
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