«No teníamos intención de pelear, fuimos víctimas de una paliza»

Dos conocidos de Santi Coca y uno del acusado han testificado este miércoles en la Sala Primera de la Audiencia de Gipuzkoa. Los tres se encontraban de fiesta en el lugar de los hechos, y habían salido al exterior de la discoteca sobre las 5 de la madrugada, hora en la que ocurrieron los sucesos.

El primero de los testigos, quien ha explicado que «conocía a Santi porque era amigo de su hermano», ha relatado que alguien lo alertó de que «a un integrante del grupo de Santi le habían robado un paquete de tabaco». Al salir de la discoteca, uno de ellos tenía en sus manos el paquete, y se acercó al grupo de amigos del hermano de la víctima comenzando a hablar con ellos «en términos amigables. No parecía que fuera a ocurrir nada grave».

Posteriormente, ha afirmado que vio cómo un amigo de Santi «recibió un golpe por la espalda, y después el propio Coca se encaraba con dos individuos, tratando de defenderse, cuando lo tiraron al suelo». Recuerda ver a «alrededor de 15 personas participar en la trifulca», donde vio «golpes y patadas fuertes, con agresividad».

Ha relatado también cómo Iker, hermano de Santi, «se echó sobre él, que estaba en el suelo, para protegerlo», porque «no paraban de patear y golpear». «No teníamos intención de pelear, fuimos víctimas de una paliza», ha añadido. Además, ha asegurado que escuchó a una voz gritar «¡Karim, déjalo ya y vámonos!«, frase que también recuerda haber oído el segundo de los testigos en declarar este miércoles. Este, quien conocía a las cuadrillas de Iker y Santi, ha afirmado que cuando ya se alejaba de la discoteca con sus amigos se percataron de que «había un grupo de entre diez y quince personas, y se veían agresiones y patadas». «No recuerdo haber visto quien agredía, pero cuando nos acercamos Santi ya estaba en el suelo». Es ahí cuando recuerda haber escuchado la frase «Karim, déjalo ya».

Por su parte, un tercer testigo que conocía al acusado por haber coincidido cuando trabajaba en un bar de Hernani y lo conocía como «El argelino» o «Sami», se lo encontró aquella noche dentro de la discoteca, quedándose con él hasta el momento de salir de ella.

Pese a no recordar bien lo sucedido al salir de la discoteca, dado que «han pasado cinco años y había bebido», asegura «haber sacado a dos personas de la pelea, siendo el acusado una de ellas».

Recuerda que el acusado «se encontraba dando puñetazos», y lo agarró «para llevárselo e intentar tranquilizarlo». También ha explicado que sacó de la pelea a «otro individuo», y que tras meterse este a una calle de la Parte Vieja diciendo que «quería meterse una raya», se separó de él y se marchó a su casa.