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Vista de las obras de la incieradora. Diputación de Gipuzkoa

La incineradora de Zubieta estará «a pleno rendimiento» en otoño de 2019

La obra entra en su recta final con la instalación de la turbina que generará 180.000 MWh al año, «energía eléctrica suficiente para abastecer a 45.000 hogares», según la Diputación

ana vozmediano

Martes, 18 de diciembre 2018, 14:16

La instalación de la turbina y del sistema de depuración de gases son ya los dos últimos elementos fundamentales instalados en el Complejo Medioambiental de Gipuzkoa, el CMG-1, que avanza a buen ritmo en Zubieta y que alberga la futura incineradora. La turbina generará 180.000 MWh al año, lo que supone generar la energía suficiente para abastecer a 45.000 hogares. Esto equivale a cubrir las necesidades de unas 100.000 personas, prácticamente la mitad de la población de San Sebastián.

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En la práctica, según los responsables, la conocida como incineradora lo que hace es convertir basura en energía eléctrica, con un funcionamiento similar al de cualquier otra central térmica que pueda haber. E insisten, que con todas las garantías.

Los trabajos han entrado en la recta final, tanto en esta zona tan especial, que irá completamente encerrada entre muros para que nada la dañe, como en otra también fundamental, la planta de Tratamiento Mecánico Biológico, el TMB, la primera en ponerse en marcha.

El diputado de Medio Ambiente, José Ignacio Asensio y el director general de GHK, César Gimeno, visitaron ayer las instalaciones en las que trabajan ahora unas 400 personas y que está muy cerca del final.

Asensio anunció que los plazos de las obras se están cumpliendo con rigurosidad y que pronto podrán verse los resultados. De hecho se espera que esta próxima primavera comiencen a llegar los primeros residuos de basura hasta esa planta, para su tratamiento mecánico biológico. Será una forma de testar el funcionamiento de este TMB, pero también de abaratar el coste que supone enviar la basura a Bizkaia.

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«Firmamos un convenio flexible, que contemplaba entre 20.000 y 60.000 toneladas. Ahora la llevamos sin tratar, pero a partir de la primavera, la 'exportaremos' pretratada, lo que implica una reducción entorno al 30% y por tanto, un menor coste».

La turbina y los gases

Será solo el primer paso del complejo de tecnología avanzada en el que trabajarán unas 85 personas de forma directa, la mayor parte de ellas con formación superior para controlar el funcionamiento, por ejemplo, de la turbina recién instalada, que permitirá la transformación de la energía térmica producida durante la incineración de residuos en energía eléctrica. Esta turbina, que poco a poco quedará tapada por los muros de protección, está programada en conexión con ese sistema de depuración de gases.

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César Gimeno resaltó la tecnología de la turbina y sus capacidades. «Es un elemento clave porque es la que recibe el vapor a 420 grados y tiene la capacidad de generar esos megawatios de energía eléctrica». Se refirió también al sistema de depuración de gases, que permite mejoras sobre el punto de partida, entre las que destaca la reducción del 70% de las emisiones de dioxinas que fija la normativa europea.

«Como máximo, la planta emitirá un tercio de las dioxinas permitidas. La tecnología empleada hace posible que el nivel de exigencia y garantías sea mayor que el de otras industrias. Por ejemplo, quince veces menores que en una cementera, diez veces menos que en la siderurgia y hasta 75 que en la industria química».

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Dispone de dos líneas independientes de depuración de gases de combustión, cada una de ellas asignada a una unidad de incineración. El sistema es la parte más alta de esa zona del complejo. «Lo habitual es que con un sistema de una sola etapa se consiguieran ya los límites establecidos, pero aquí se ha optado por dos». En esta zona, en un espacio en forma de cono se eliminan dioxinas y furanos.

Durante la visita fue posible ver también los fosos en los que los camiones depositarán la basura, que pasará por un proceso de secado de 17 días en una nave especial para después pasar a las cintas en las que se separarán metales, cartones, tipos de plásticos y el material por peso. El sistema es automático y se hace a través de sensores ópticos o inducciones de imán.

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«Se recupera entre un 7% y un 10% de esa basura, pese a que Gipuzkoa es un territorio que recicla», explicaron ayer los responsables de GHK, que añadieron que «en unas grandes parrillas se deposita esa basura ya clasificada para que circule y llegar así luego a la turbina».

Adiós a los vertederos

El diputado José Ignacio Asensio mostraba ayer su satisfacción durante la visita por unas instalaciones con actividad en toda la planta.

«Ya han llegado los últimos elementos fundamentales para este Complejo Medioambiental de Gipuzkoa, la turbina y el sistema de gases. En el año que va a empezar en breve, Gipuzkoa podrá decir adiós a los vertederos, prescindirá de estas instalaciones tan contaminantes y por fin, seremos autónomos en la gestión de residuos». Y continuaron: «Vamos a pasar página a la parte negra de la historia guipuzcoana en relación con este tema, y nos vamos a situar al nivel de los países más avanzados de Europa. Esta es una instalación industrial avanzada con la que entramos en la economía sostenible».

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Asensio recordó además los plazos. En marzo o abril se iniciará el pretratamiento mecánico biológico para las basuras que se seguirán llevando a Bizkaia. En junio o julio entrará en funcionamiento la planta de valorización energética y en octubre, el 100% del complejo funcionará, «espero que a pleno rendimiento».

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