Los impulsores, «moderadamente optimistas»
Todavía es pronto para hacer un balance afinado sobre el grado de solidaridad de los guipuzcoanos en esta edición de la Gran Recogida del Banco de Alimentos. Las miles de cajas que se llenaron en los distintos supermercados y tiendas del territorio implicados en la campaña no se han pesado todavía ni sumado el dinero recaudado a través de las aportaciones realizadas con los bonos adquiridos en esos mismos establecimientos. Pero una estimación, «muy a 'bote pronto'» permitía a Carlos Martínez, vicepresidente de la ONG y coordinador de la recogida, mostrarse «moderadamente optimista» y eso, a pesar del mal tiempo de ayer.
Martínez sí tiene claro que este año, «por lo que nos han dicho en las tiendas», los guipuzcoanos se han decantado por los bonos, aunque hasta el martes no conocerá la liquidación de los establecimientos. El año pasado se alcanzaron los 661.000 kilos -el 60% en productos físicos y el 40% en bonos-, y este año esperan que el reparto entre las dos formas de solidaridad se acerque a mitad y mitad. «A nosotros nos resultan más prácticos los bonos porque nos permite administrarnos a lo largo de todo el año y poder comprar productos más perecederos». El sistema que emplean es el siguiente: los supermercados guardan el total de lo recaudado y van restando de esa cantidad lo que cuestan los productos que les piden desde el Banco de Alimentos, siempre con un descuento añadido. A pesar de ello, Martínez entiende que «la imagen de las bolsas y las cajas llenas de alimentos no tiene que desaparecer. Es la seña de identidad de la Gran Recogida».
