La huella de las riadas una semana después
Los destrozos causados por la lluvia todavía se hacen notar en las zonas más afectadas de Goierri y Tolosaldea, donde se llevaron la peor parte
Árboles en las cunetas, asfalto levantado y laderas desprendidas. La huella de las inundaciones que golpearon el interior de Gipuzkoa es todavía visible una semana ... después. Las zonas más afectadas de Tolosaldea y Goierri siguen resintiéndose de unas riadas que afectaron carreteras, caseríos, empresas y obras. El pasado martes la Diputación Foral de Gipuzkoa mantuvo una reunión con representantes de los ayuntamientos de los municipios damnificados. La conclusión fue unánime. Primero limpiar, y luego calcular los daños. Y en esta primera tarea siguen empeñados tanto vecinos como trabajadores de la institución foral y empresas.
Conducir por las carreteras de Tolosaldea con un ojo en las laderas es suficiente para percibir las complicaciones causadas por la tormenta. Constantes desprendimientos de tierra asoman al asfalto y amenazan con volver a caer si la lluvia hace acto de presencia. Los trabajadores forales se afanan en limpiar arcenes con excavadoras y camiones.

«Llevamos toda la semana limpiando derrumbes de tierra en las carreteras, sin parar. Todavía nos queda mucho», indica el capataz de un grupo de trabajo en la zona de Belauntza. «Hemos encontrado muchos desprendimientos y también hemos tenido que retirar algunos árboles de la vía. Es lo que hay, esto no se elige pero alguien tendrá que limpiarlo», concluye. Apenas un kilómetro más adelante, pasando Leaburu, uno de los árboles –de unos 10 metros de altura– retirados por el grupo reposa a un lado de la carretera, junto a otro desprendimiento de tierra recientemente despejado.
Tras una semana de labores de limpieza, los operarios aseguran que todavía «queda mucho»
No es necesario recorrer grandes distancias para seguir encontrando vestigios del paso de la tromba de agua. La ladera de la carretera de Ibarra sigue repleta de deslizamientos y los arcenes han adoptado una tonalidad arenosa por los restos del barro acumulado. Pese a que esta localidad fue una de las más golpeadas, con el trabajo de vecinos y trabajadores se ha conseguido recuperar una cierta normalidad y la zona luce ya mucho más limpia que la semana pasada.
Otro de los núcelos urbanos damnificados fue Tolosa. Los vecinos de la villa papelera se temían «lo peor» cuando la potente tromba de agua descargó con todas sus fuerzas en sus calles. El río Oria aumentó su caudal en muy poco tiempo y algunos sumideros comenzaron a desbordarse. Claro ejemplo de ello es la situación que se vivió en el cine Leidor. «Tenemos un patio en el piso superior y los sumideros que tiene son muy pequeños. Entonces, cuando empezó a llover con fuerza se desbordaron enseguida», recuerda uno de los trabajadores del recinto.

El agua comenzó a filtrarse por el techo. «Cayó de arriba abajo y una parte del techo de la cabina de proyección se derrumbó. Lo hemos limpiado un poco pero todavía hay escombros. Estamos esperando al perito para que venga a mirarlo y lo valore». El amplio boquete en la sala que representa el corazón de un cine puede parecer el peor de los presagios, pero «milagrosamente» las cosas no terminaron mal. «El proyector es lo más importante que tenemos, en el Leidor lo es todo porque más que un teatro, principalmente es un cine. El agua cayó encima del aparato pero se coló por las rendijas y fue bajando, no entró dentro del instrumento. Hemos conseguido salvarlo, no tiene daños», comenta este trabajador con gran alivio.
Parte del techo de la sala de proyección del cine Leidor se derrumbó debido a las riadas
Ahora, todos los dispositivos de la cabina de proyección y la mesa electrónica del exterior están cubiertos con plásticos. «No sabemos cuándo volverá a llover, pero como tenemos un parón de dos semanas, preferimos protegernos. Como llueva, estaremos otra vez igual».
Cunetas destrozadas en Altzo
La supercélula tormentosa del pasado viernes causó desperfectos considerables en otro municipio de la zona. La carretera que conecta Altzo con el barrio de Altzo Azpi ha quedado muy afectada por el paso de las riadas. Los trabajos para limpiar la vía de barro y árboles se han intensificado pero todavía se mantienen. Varios operarios trataban ayer de desplazar una enorme mole de barro con una excavadora. «Tenemos bastante trabajo, vamos a tener que cerrar la carretera para arreglarla por completo», asegura uno de los obreros.

Y es que unos metros más abajo, llegando al barrio de Altzo Azpi, el destrozo es aún más evidente. Una de las cunetas se ha derrumbado completamente y el resto del asfalto se ha levantado, formándose unos baches de grandes dimensiones que dificultan el tránsito de vehículos. El canal que se abrió en el lugar del arcén está lleno de elementos que componen una estampa caótica. Árboles, señales de tráfico y residuos se acumulan todavía en la cuneta, un rastro que tardará varios días más en borrarse.
A menos de un kilómetro se encuentra otro municipio que resultó especialmente perjudicado. En Alegia la riada anegó bajos, viviendas y caminos, arrastrando piedras y barro a numerosos puntos de la localidad. Provocó decenas de desprendimientos y socavones, y llegó a dejar varios caseríos incomunicados. También se llevó por delante algunos puentes menores.
La riada ha obligado a rehacer los trabajos de urbanización del barrio Larraitz en Alegia
Una semana después de la tormenta, en el barrio Larraitz sigue habiendo vecinos tratando de limpiar los restos de barro de sus garajes y bajos. No obstante, la peor parte se la llevó la obra de urbanización que se estaba llevando a cabo en la zona. «Llevábamos un tiempo trabajando en esta obra de urbanización del barrio y la lluvia nos ha destrozado todo lo que habíamos hecho hasta ahora», lamenta uno de los trabajadores de esta obra mientras se afana en las labores de limpieza. «Hemos estado toda la semana bajando una capa de barro de unos 20 centímetros que nos ha imposibilitado seguir con la obra. Es una faena porque nos va a llevar bastante tiempo retomar los trabajos de urbanización». Calculan que este imprevisto retrasará la obra «bastante tiempo».

Estos fenómenos meteorológicos extremos se caracterizan también por su capacidad de trastocar el paisaje. Llama especial atención el aspecto de la ladera que cuelga del barrio Orietape de Ibarra. Dos grandes desprendimientos de tierra la han teñido de marrón, sustituyendo el verdor que lucía antes de la tormenta. Desde la ladera opuesta se aprecia una decena de árboles que fueron desprendidos de la tierra por la fuerza del agua y que ahora se encuentran desplomados. Un claro demostrativo de la potencia de la supercélula tormentosa que todavía mantiene su huella en varios de los municipios más afectados del interior del territorio guipuzcoano.
Cerrada la GI-3071 en Altzo durante cinco días para reparar daños
La Diputación Foral de Gipuzkoa ha notificado que la carretera GI-3071 de Altzo se cerrará al tráfico durante cinco días desde el próximo lunes. Los trabajadores de la institución foral van a llevar a cabo trabajos de reparación de la calzada debido a los daños causados por la fuerte riada del pasado viernes. Para la correcta ejecución de las obras se realizará un corte total de la carretera en ambos sentidos, cerrando completamente el tramo afectado a la circulación. Los trabajos se realizarán durante cinco días y se prolongarán las 24 horas de los días 23, 24, 25, 26 y 27 de junio. Mientras se mantenga el cierre de la carretera, el tráfico podrá desviarse a las carreteras GI-2133 y GI-3620 a través de Altzo.
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