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Pablo Ibar, esposado, porta unos documentos en la sala de vistas. EFE

La hora de la verdad para Pablo Ibar

Mañana arranca el nuevo juicio contra el recluso, que lleva 24 años en prisión | La vista comenzará con la elección de los miembros del jurado, un proceso que se puede prolongar entre cuatro y seis semanas

Javier Peñalba

Domingo, 30 de septiembre 2018, 09:07

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Pablo Ibar vuelve mañana allí donde todo comenzó. El palacio de justicia de la ciudad de Fort Lauderdale, en el estado de Florida, acoge la primera de las sesiones de un proceso que será a vida o muerte. Pablo se dispone a jugar el segundo partido en su lucha por eludir la pena capital. Perdió el primero y terminó en el corredor de la muerte. Esta vez, sin embargo, todo apunta que será distinto. Cuando menos, podrá contar con un equipo de abogados que sabe lo que tiene entre manos y que ha diseñado una estrategia sólida sustentada en unas pruebas que, a su juicio, demuestran que Pablo no cometió los tres asesinatos que se le imputan. No sucederá, por lo tanto, nada parecido a lo que aconteció en 2000, cuando quien entonces era su letrado, Kaio Morgan, en una actuación que fue duramente criticada por el Tribunal Supremo del Estado, el mismo que ordenó repetir el juicio, fue determinante para que Pablo se enfundara el buzo de color naranja que se entrega a los reos condenados a la inyección letal.

Para este proceso, los abogados de Pablo serán profesionales de reconocido prestigio. Uno de ellos es Benjamin Waxman, quien ha llevado la representación de Ibar durante más de diez años y consiguió la anulación de su condena a muerte en el Tribunal Supremo de Florida. Otro letrado es Joe Nascimento, quien participó en fases de la defensa postcondenatoria de Ibar como joven auxiliar y es ahora un exitoso abogado penalista. Fred Haddad será otro de los letrados. Es un abogado 'estrella' en Broward County.

La vista de mañana arrancará con la fase de selección de las dieciséis personas que conformarán el jurado. De ellas, seis serán suplentes y una vez finalizado el proceso se verán obligadas a abandonar el estrado. Solo quedarán las doce que deberán pronunciarse sobre el grado de culpabilidad de Ibar.

En medios jurídicos estadounidense consideran que este proceso de elección es determinante y pueda condicionar el desarrollo de todo el juicio. Opinan que, en gran medida, el veredicto dependerá de la composición del tribunal.

De cuatro a seis semanas

Andrés Krakenberger, portavoz de la Asociación contra la Pena de Muerte Pablo Ibar, señala que «en un juicio de las características del de Ibar, la fase de selección del jurado se puede prolongar entre cuatro y seis semanas».

El jurado deberá pronunciarse sobre unos hechos que hacen que Ibar lleve ya 24 años privado de libertad. Está acusado de los crímenes en 1994 de dos modelos, Sharon Anderson y Marie Rogers, ambas de 25 años, y el propietario de un local de alterne, Casimir Sucharski, conocido como Buth Casey. Los tres murieron tiroteados en el domicilio de este último. Los autores huyeron en el vehículo de Sucharski al extrarradio de Miami. Allí, rociaron el coche de gasolina antes de prenderle fuego. Los asesinatos quedaron grabados en una cámara de videovigilancia dispuesta en el salón de casa de Sucharski. Las imágenes muestran el rostro de un joven de gran parecido con Pablo. Este, sin embargo, siempre ha negado su participación.

Dieciocho años después del primero de los juicios y pese a la bofetada que para la Fiscalía supuso la decisión de que el juicio se repitiera, al ministerio público no le ha temblado la mano para volver a pedir otra vez la pena de muerte. El fiscal del caso será Charles Morton, el mismo que intervino en 2000 y sustenta su imputación, sobre todo en el vídeo que recoge el momento en el que los asesinos dan muerte a las víctimas. Aun cuando el fiscal asegura que la persona que aparece en la grabación es Pablo, la defensa llamará a declarar a un experto que ha elaborado un informe que sostiene que «no es posible» llegar a la conclusión de que el perpetrador y Pablo Ibar sean la misma persona.

Además, la Fiscalía ha presentado recientemente una nueva y sorprendente prueba, una muestra de ADN que no había sido aportada hasta el momento. La evidencia fue desvelada en septiembre del pasado año. Se trata de una «mínima» mancha hallada en una camiseta que, según la Fiscalía, contiene restos biológicos de Ibar. La defensa ha restado valor a la misma al considerar que la muestra no sería admitida por ningún tribunal como una prueba concluyente. La prenda solo ha dado positivo en cinco «locis», un valor genético que en circunstancias normales llevaría a cualquier juez a rechazarla como prueba determinante. Desde la defensa opinan que la mancha es producto de una contaminación que pudo producirse en los laboratorios.

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