Cómo restaurar una ermita en cuatro sábados
Todos los vecinos del barrio Urtzuerreka de Zaldibia se implicaron en renovar el templo en 'auzolan'
La fórmula del 'auzolan', es decir, la realización colectiva y desinteresada por parte del vecindario de determinadas obras de interés común, fue muy habitual en ... nuestra Gipuzkoa. La encontramos bien explicada en un caso concreto, la restauración de la ermita de San Saturnino en Urtzuerreka, un barrio de caseríos diseminados de Zaldibia que entonces, en 1990, contaba con 112 habitantes.
Publicidad
Como contaba Txema Urcelay en el reportaje que publicó EL DIARIO VASCO el 20 de octubre de 1990, «el barrio tiene la suerte de contar entre sus vecinos con cinco maestros albañiles, que son los que han llevado la mano de obra especializada a unos trabajos de auzo-lan que durante cuatro sábados seguidos han posibilitado la total restauración: dos sábados para la colocación del nuevo tejado con madera, cemento y 4.500 tejas; y dos sábados para los trabajos de interior. No ha faltado en el propio Saturdi ni el profesional que ha instalado los nuevos canalones ni el oficial encargado de la instalación eléctrica. Repetimos: todo ha quedado en casa sin ayudas extrañas».
Doce horas cada sábado
Otros vecinos de Urtzuerreka colaboraron en la alimentación de quienes trabajaban: «De la producción propia de los tres pastores que hay –cada uno con 500 ovejas- han sido los quesos consumidos para reponer fuerzas durante las 12 horas que duraba el auzo-lan de cada sábado; y de la cosecha del caserío 'Otsaitza', tantas veces ganador en el mercado de Ordizia, fueron las manzanas de los postres».
Faltaba algún especialista en pintura, pero el propio párroco Emeterio Sorazu se animó a coger las brochas y «ha dejado las paredes de un blanco inmaculado y a San Saturnino como nuevo».
Así lo contaba Txema Urcelay (querido corresponsal de DV en Eibar y Arrasate que fallecería en 2013), quien destacaba que «nadie se ha escaqueado del auzo-lan; se llegaban a juntar hasta 25 operarios y el último trabajo a correspondido a las mujeres –un total de 17–, que aquello lo han puesto como la patena».
Publicidad
Hacer los trabajos entre el vecindario permitía acometer proyectos de cierta envergadura con presupuestos bajos, suficientes para cubrir los costes de material, como señalaba el párroco.
«Todos los gastos de materiales y el pico que se tenga que poner para la cena –nos decía Emeterio Sorazu– salen por las 640.000 pesetas y lo curioso es que no hemos tenido necesidad de pedir aportaciones a ninguna institución porque ya contamos con medio millón de un donativo particular y otra persona está esperando a que le presentemos las cuentas para pagar el resto, y si por si acaso quedara algo pendiente, el barrio está dispuesto a echar mano al bolsillo».
Publicidad
Marmitako y chuleta
La referencia a «el pico que se tenga que poner para la cena» venía a cuento de que aquel 20 de octubre de 1990 en que apareció el reportaje se preparaba, tras la reinauguración de la ermita por la tarde, un fin de fiesta con una cena popular en el restaurante Estanco de Zaldibia.
«Por 500 pesetas de nada les espera una cena a base de marmitako con bonito de barcos de Guetaria (para algo el párroco es nacido en la villa de Elcano), chuleta, postre y 'completo'. El precio, como puede apreciarse por el menú, es realmente simbólico. Lo que falte será incluido en los gastos de restauración de la ermita de un San Saturnino que parece haber hecho ya el milagro».
Publicidad
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión