«Todos pueden tener televisión»
En los años 60 se vivió una avalancha de publicidad que empujaba a comprar el aparato de moda, el televisor
Las primeras emisiones de TVE fueron en octubre de 1956, pero hasta el año 1960 no se podrían ver en Gipuzkoa. Aquello fue un boom. ... Incluso antes de que comenzasen en el verano de 1966 las emisiones del segundo canal o UHF, inicialmente sólo captables en parte del territorio, en los hogares guipuzcoanos se hicieron cuentas y cálculos para determinar cuándo podrían comprar aquella pantalla mágica.
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En los años 60, las distintas marcas y establecimientos de televisores fueron muy buenos anunciantes en los periódicos. Llama la atención que en una misma edición de EL DIARIO VASCO, la del 15 de noviembre de 1964, apareciesen hasta tres anuncios distintos de teles.
Uno comparaba un televisor, por supuesto que en blanco y negro, con una de las siete maravillas del mundo antiguo, para qué quedarse cortos…
Otro hacía más asequible meter una tele en la salita de casa, aunque no especificase durante cuánto tiempo habría que pagar la cuota mensual de 500 pesetas…
Y un tercero mezclaba sin demasiado sentido el electrodoméstico más deseado, el televisor, con las menos fascinantes máquinas de afeitar…
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La avalancha de publicidad de pequeñas pantallas era continua. Tanto que, por ejemplo, dos semanas después, el 29 de noviembre de 1964, volvemos a encontrar en las páginas del diario otra vez tres anuncios del sector, que además no coincidían con los anteriores.
Uno aseguraba que su sintonizador estaba hecho de oro puro. Una joya, vamos. Lo de prometer «una óptima sintonización» no era un tema menor en aquellos primeros tiempos televisivos, en que faltaban repetidores y en algunos valles guipuzcoanos las emisiones se veían granulosas…
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Otra inserción publicitaria intentaba atraer al público hacia el establecimiento de Antonio Moro en la donostiarra plaza del Buen Pastor mediante un gancho. Habían instalado una cámara en circuito cerrado que permitía que el cliente se viera a sí mismo en la pequeña pantalla y comprobara si tenía esa cualidad de la que empezaba a hablarse, la de ser o no televisivo…
Un tercer anuncio publicado el 29-XI-1964 elevaba al nuevo aparato a la categoría de «un miembro más de la familia». Por cierto, que el gesto que hacían con la mano los familiares de carne y hueso parecía adelantar algo que todavía no se comercializaba (para qué, si no había canales que cambiar) pero no tardaría en llegar, el mando a distancia…
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Además de la novedad de contar con un llamativo elemento de ocio en casa, contribuyó a la popularización del televisor su coste relativamente asequible. En el anuncio con el que nos despedimos, que apareció en DV ya en noviembre de 1969, se comprueba que hacerse con una tele había bajado casi a la mitad de precio…
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