La calle de la memoria guipuzcoana

Las olas movían el autobús

Cuatro personas fallecieron hace cuarenta años en un angustioso accidente, al caer un autobús al mar cerca de Zumaia

Mikel G. Gurpegui

San Sebastián

Miércoles, 11 de diciembre 2024, 10:27

La historia de Gipuzkoa es también la de sus tragedias. Terribles accidentes que impactan en la opinión pública y cuyo recuerdo luego suele irse difuminando, ... excepto para los seres cercanos a sus víctimas.

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Hoy traemos a la memoria un caso ocurrido hace cuarenta años, en diciembre de 1984, cuando en la carretera de la costa entre Getaria y Zumaia un autobús de Pesa se precipitó al mar. Las víctimas mortales fueron cuatro, pero en un primer momento parecía que serían más.

Información publicada en la primera página de DV el 7 de diciembre de 1984.

Como escribieron entonces en DV, el autobús Pegaso-Comet, que cubría la línea Donostia-Zumaia, «a medio kilómetro de esta última población, y debido, al parecer, al agua que había en la carretera, derrapó tras una curva y se salió de la calzada. Tras bascular sobre el pretil, el vehículo se precipitó desde una altura de quince metros hasta las rocas».

Al ya de por sí trágico suceso se sumó un factor que multiplicó su angustia, el fuerte oleaje existente. Aunque inicialmente el autobús se quedó quieto sobre una zona rocosa, «momentos después, una ola arrebató el vehículo de las rocas, empujándolo mar adentro. Una vez en el agua, los viajeros fueron despedidos al exterior del autobús. Dos de ellos, aún con vida, intentaron agarrarse a las cuerdas y tablas que les lanzaron desde la carretera, pero no pudieron con la violencia de las olas. El mal estado de la mar impidió que se llevaran a cabo las tareas de rescate de los desaparecidos».

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Quienes vieron la simagen desde la carretera sintieron una impotencia y desesperación tremendas. Josetxo Mendizabal, responsable de la Cruz Roja, comentó: «En el momento en que llegamos, vimos a media docena de cuerpos flotando sobre el agua, que aparecían y desaparecían. Prácticamente no podíamos hacer nada. Algunos camioneros y personas que se encontraban allí lanzaban cuerdas y tablas de surf para que pudieran sujetarse a ellas».

Tres chicas jóvenes

La confusa situación y la imposibilidad de organizar un rescate en condiciones provocaron que durante horas no estuviese claro el número de víctimas. Si en su edición del 7-XII-1984 nuestro periódico hablaba de tres fallecidos y seis desaparecidos, lo que podía elevar a nueve las víctimas, para el día siguiente ya pudo concretar, afortunadamente a la baja…

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El 8-XII-1984 publicó la aclaración EL DIARIO VASCO.

El último cadáver en aparecer fue el de Mari Carmen Ballesteros, una getariarra de 18 años. También eran muchachas de parecida edad otras dos viajeras fallecidas, Zorione Esnal Unanue y Alazne Galparsoro Golmayo, ambas de Zumaia. La cuarta víctima mortal fue José Ignacio Osa Martija, el conductor del autobús.

La confusión del momento, más diversas circunstancias, hizo que el cómputo de desaparecidos fuera inicialmente más abultado de lo que constató la realidad. El caso más curioso fue el de dos amigos extremeños, Abelardo Domínguez y Manuel Campillo, cuya desaparición fue denunciada por la hermana de uno de ellos y que no se enteraron de nada hasta que a la mañana siguiente leyeron sus nombres en EL DIARIO VASCO.

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Los amigos habían venido a San Sebastián, donde vive la hermana de uno, para acudir al concierto de Lou Reed en el Velódromo. El día de la tragedia iban a visitar a un amigo en Zumaia, tomando el autobús.

Según contaron a DV, se entretuvieron con unos amigos tomando unas copas. «Llegamos un cuarto de hora más tarde y el autobús se había ido. Ya no nos quedaba otro remedio que tomar el tren». Aunque escucharon la noticia de que había habido un accidente, pasaron la noche con su amigo y no fueron conscientes ni de la angustia de la hermana ni de que habían sido incluidos en la lista de desaparecidos. En DV titularon que, en esta ocasión, 'Una copa de más les salvó la vida'…

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Entrevista con los falsos desaparecidos.

En fin, una anécdota positiva dentro de una tragedia que conmovió a Zumaia hace cuarenta años y que provocó críticas. Comisiones Obreras apuntó que el autobús llevaba en servicio al menos doce años «cuando lo estipulado es que no estén funcionando más de diez años. Hay que dejar claro que si no ocurren más accidentes es por pura suerte, ya que la flota que funciona en el País Vasco está totalmente anticuada».

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