Colección de recortes

«No le importe confesar su edad»

Animaban a ello en 'Para la mujer', la sección de consejos y tendencias dedicada a ellas, que se publicó en los años 50 y 60

Mikel G. Gurpegui

San Sebastián

Viernes, 22 de noviembre 2024, 06:53

Era otra sociedad, en la que se entendía necesario ofrecer espacios específicos a esos asuntos que interesaban a las mujeres (al parecer, sólo a ellas). ... Y así, hija de su tiempo, en EL DIARIO VASCO se publicó una sección semanal durante los años 50 y 60, y comienzos de los 70, titulada inequívocamente 'Para la mujer'. Se mezclaban en ella temas de moda, belleza, decoración, cocina,.. con otros menos superficiales, relacionados con la economía doméstica, la crianza de los hijos, la sicología y otras preocupaciones de ellas, siempre al estilo de entonces.

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Aquella sección, que empezó publicándose los domingos y pasó luego a los sábados, tendría su utilidad en aquella época, aunque ahora la veamos más bien como un reflejo de la situación de la mujer en otro tiempo.

La entrega del 20 de abril de 1958, por ejemplo, informaba de que las tendencias de la moda favorecían entonces a la mujer de talla baja, explicaba los nuevos tintes de pelo, publicaba la receta de la langosta con mayonesa (no era tan cara y otras semanas aparecerían recetas con coliflores, patatas y productos más modestos) y daba algunos consejos sobre economía doméstica…

Una columna dedicada a 'El trabajo femenino', también de 1958, empezaba la mar de rotunda: «El trabajo, para la mujer, es algo necesario, tan indispensable como para el hombre. (…) El trabajo es salud, energía, vida y, por lo tanto alegría para quien lo ejecuta y para los que le rodean»…

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La decepción venía cuando, conforma avanzaba el texto, quedaba claro que no se refería al trabajo remunerado fuera del hogar sino a las labores domésticas desarrolladas por las amas de casa, para las que recomendaban planificación, orden y tiempos de descanso. Por lo menos, indicaban que «la mujer que se cuida de su hogar no es necesario que se convierta en máquina de fregar o lavar, como en muchos casos ocurre, sino que debe simplificarse y estudiar sus tareas diarias de forma que con el mínimo esfuerzo se obtengan resultados favorables».

Otro día, abordaban en el apartado 'Para la mujer' nada menos que 'El problema de la economía del hogar'…

No descubrían la rueda, pero acaso a alguien (no necesariamente mujer, ¿o creen que los hombres no echaban un vistazo y más?) le darían ideas apuntes como entender el dinero para el ahorro «como si fuera un gasto inevitable», revisar los gastos, pensar formas para aumentar los ingresos o adjudicar una paga a cada componente de la familia.

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«Es interesante –escribían– establecer una asignación personal para cada uno de los miembros e incluso los niños, dejando a cada cual el decidir lo que puede hacer con sus gastos personales, ya que los niños aprenden con suma facilidad a distribuirse el dinero cuando se les da oportunidad».

La sección 'Para la mujer' era tan variada que a veces, como en mayo de 1963, hasta culpabilizaba a las madres de las enfermedades de sus hijos…

Explicaban a las agobiadas 'amatxos' que «si la madre se siente angustiada instintivamente protege al niño, creando en torno de él un clima excesivamente tenso que le perjudica. En sentido contrario puede ocurrir que la madre por ignorancia o despiste, no descubra nada en la cada larga, desgana o tristeza, que se asoman a los ojos de su hijo». Pues vaya.

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Pero que no se pusiesen las madres nerviosas con la salud de sus hijos, que eso iba en contra de su propia belleza…

La tensión nerviosa, escribían, «repercute de forma extraordinaria sobre el cutis y podríamos decir por partida doble pues origina mal funcionamiento y crea en el organismo toxinas que intoxican y cuyos efectos se reflejan en el rostro, pero además el exceso de fumar, el alcohol y el no dormir contribuyen a la deshidratación de la piel».

En fin, menos mal que en noviembre de 1969 recomendaban: «No le importe confesar su edad». Claro que aconsejaban cuidarse el cutis desde los veinte años, pero animaban: «El descanso, dormir las horas necesarias y controlar nuestro sistema nervioso ayudará sobremanera a conseguir una juventud permanente». Y si apretaba el estrés, bastaría con unos minutos de relajación. «Esta relajación dependerá exclusivamente de la voluntad: cerrar los ojos, olvidar todo aquello que la rodea o la preocupa y pensar solamente en que tiene que descansar»…

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