¿Y si construimos un refugio atómico?
En los años 80 se habló mucho sobre el tema, aunque no se llegaron a instalar en Gipuzkoa
Hubo un tiempo en que los refugios antinucleares eran un tema que daba que hablar. Ahora no tanto, no sabemos si porque se percibe como ... menos probable una tercera guerra mundial o porque no se considera que merezca la pena invertir en la posibilidad de sobrevivir en un mundo devastado por las bombas atómicas.
Publicidad
En los años 80 el asunto estaba en el candelero. En 1980 se había inaugurado en Barcelona el primer refugio antiatómico de la península y surgieron varias empresas que ofertaban todo lo necesario para construirse uno.
Mario García, de EL DIARIO VASCO, investigó el asunto y el 31 de diciembre de 1981 publicó su conclusión: «En Guipúzcoa no existen refugios antiatómicos, por lo menos legalmente registrados, según datos obtenidos por este periódico. La moda, o necesidad, como se quiera, de construir refugios no ha tenido eco en Euskadi, y menos en nuestra provincia».
Aunque no se había materializado en Gipuzkoa, la tendencia tenía varias motivaciones. Según escribía Mario García, algunos «lo poseen por 'snobismo' u originalidad social, aunque están plenamente convencidos de que no van a tener que utilizarlo 'de verdad' -¿desgravará en Hacienda?-. Otros, también con una economía saneada, lo construyen por si acaso. Y muy pocos, quizá ninguno, lo compren porque están convencidos de que una hecatombe atómica está próxima a producirse».
Publicidad
Desde dos millones de pesetas
Consultada una empresa constructora guipuzcoana, calculaba que construir un refugio a prueba de bomba atómica costaría unos dos millones de pesetas «en plan barato». Su instalación tardaría dos o tres meses. «La puerta de un refugio antiatómico suele ser de hormigón blindado, con un peso de más de una tonelada».
El reportero se asomaba a la hipótesis de los refugios antiatómicos públicos, de que el Ayuntamiento donostiarra crease una red de ellos. «Pero, por ejemplo, ¿dónde se construirían en San Sebastián? El Ayuntamiento, debido a que no ha sido estudiado ni planteado nunca este tema, naturalmente desconoce la respuesta, pero su departamento de arquitectura nos da una pista: 'Los sótanos podrían resultar los lugares más adecuados, previa adaptación'».
Publicidad
Los refugios antiatómicos ya se percibían como de utilidad poco clara. El artículo del 31-XII-1981 al que nos referimos comentaba que «los expertos opinan que si la bomba cae sobre nosotros, o a nuestro lado, el refugio no será más que un feo panteón. Sólo puede servir para evitar los efectos radiactivos fuera de un radio de cinco kilómetros de la explosión».
¿Sólo ciencia-ficción?
En todo caso, escribían en 1981, «en el margen de la duda que va de la ficción a la realidad, por si acaso, muchos ya comienzan a tomarse en serio la posibilidad de construir su refugio-chalé. Todavía para la gran mayoría el asunto no ha salido del campo de la ciencia-ficción».
Publicidad
Y ahí seguimos, según creemos.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión