De niño no entendía por qué habían llamado Gran Sol a un bar, en un lugar donde llueve 180 días al año. Más tarde supe ... que el nombre aludía a un legendario caladero del atlántico, al sur de Irlanda e Inglaterra. Hace un siglo, los barcos vascos, cántabros, asturianos, gallegos y portugueses ponen su vista más allá de un Golfo de Vizcaya fatigado por la pesquería. Los avances técnicos de la flota y la abundancia de merluza empujaron a los marineros a la aventura.
Publicidad
En Gran Sol nunca hace sol. Al contrario, los días son nublados, son frecuentes los temporales y se concentran los vientos más fuertes y las olas gigantes. Su nombre es fruto de un error de traducción. En aquel tiempo, las cartas náuticas se escribían en francés y estos habían bautizado la zona como Grand Sole. Algunas teorías explican que el nombre proviene de que la zona recuerda la forma de un gran lenguado, otras sustentan que es un banco de arena profunda rico en peces planos. Lo cierto es que, donde unos decían Sole, lenguado, otros escucharon sol.
Pescar es el último oficio paleolítico, hacerlo en mar abierto es una hazaña sólo apta para seres intrépidos. Este mes las aguas de Gran Sol se han tragado al Piedra, un palangranero gallego. Compruebo los precios disparados del pescado y me viene a la mente un cuadro de Sorolla. En la bodega de un pesquero, dos marineros atienden a un joven que se debate entre la vida y la muerte víctima de un accidente. Se titula 'Aún dicen que el pescado es caro'.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión