La Diputación propone alcanzar el 70% de reciclaje en 2030 y valorizar el resto de los residuos
Aprueba un Plan que supera en un 5% las metas fijadas por Europa en base a la eficiencia de las infraestructuras y la recogida selectiva
Apunta alto Gipuzkoa en el ámbito de la gestión de residuos. Y no solo en cuanto a infraestructuras. Eso son medios. Apunta alto en los fines. Más alto incluso que la Comisión Europea, adalid de la economía circular y la lucha contra el cambio climático. Concretamente, lo que la Diputación propone es que el territorio alcance el 70% de reciclaje en 2030, porcentaje cinco puntos superior al que fija como objetivo Europa para ese año.
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El diputado foral de Medio Ambiente, José Ignacio Asensio (PSE), se ha referido este jueves a los dos frentes que propiciarán el contexto necesario para aspirar a la ambiciosa meta. Reiteró, por una parte, que la disponibilidad de infraestructuras en el territorio posibilitará que Gipuzkoa aborde, por primera vez, un Plan de residuos en igualdad de condiciones con los países más desarrollados de Europa». Valoró, por otra parte, que una «recogida exhaustiva», donde «los ciudadanos hacen una labor ejemplar comparando con los territorios del entorno». Ambos factores permitirán, según el diputado foral, que el objetivo europeo del reciclaje del 65% para 2030 sea cumplido por Gipuzkoa en 2020 o 2021. Diez años más tarde, la ambición será alcanzar el 70%.
Así se recoge en el Plan Integral de Gestión de Residuos Urbanos de Gipuzkoa (Pigrug) 2019-2030, documento que también contempla «avanzar al máximo en el compostaje y la biometanización de la materia orgánica; valorizar la totalidad de los residuos no reciclables y el vertido cero de residuos primarios».
Es una propuesta. Acabará siendo lo que decidan los representantes de la ciudadanía en las Juntas Generales de Gipuzkoa. El Plan, aprobado hoy por el consejo de Gobierno, ya ha sido remitido a la Cámara guipuzcoana. Allí será debatida y queda en manos de los grupos parlamentarios enriquecerla con sus enmiendas. Las aportaciones de los partidos serán aprobadas o desechadas en el Pleno de febrero y el texto definitivo se votará en el de marzo. A partir de ahí, lo que salga será ley para los guipuzcoanos.
El nuevo Pigrug aborda los retos de una política integral de los residuos, desde la prevención y hasta la valorización de la materia no reciclable, pasando por el aprovechamiento del residuo como recurso en sus variadas fórmulas: reciclaje, reutilización, compostaje, biometanización... En definitiva, la Diputación quiere con este plan entrar al fondo del asunto de la gestión de residuos tras una legislatura en la que la forma, el cómo o los medios, han centrado buena parte de los esfuerzos con la construcción de la incineradora y las plantas adyacentes.
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El departamento de Medio Ambiente fía la consecución de mayores tasas de reciclaje precisamente a la puesta en marcha de las infraestructuras de Zubieta. A partir de marzo-abril, la planta de tratamiento mecánico-biológico (TMB) recuperará en torno al 8% de materiales que hoy por hoy no tienen otro destino que el de enterrars bajo un agujero. El resto se valorizará energéticamente. Y en cuanto al orgánico, la planta de biometanización dará tratamiento -conversión en biogás- a esas tres cuartas partes de la basura que se desperdiciaba (solo un 25% se convierte en compost en Epele). Con este esquema, Asensio considera que el objetivo que establece Europa de un reciclaje del 65% para 2030 será cumplido por Gipuzkoa en uno o dos años.
Vertido cero
El Plan parte de un sistema de gestión sin vertederos y capaz de tratar el 100% de sus residuos con medios propios. Sin exportaciones. El alto grado de reciclaje, logrado optimizando el sistema de recogida y dando tratamiento a lo que se recoge, más el vertido cero serán los ejes básicos de la futura norma. Fomentará asimismo una «menor huella de carbono» y la «gestión sostenible de las materias», por lo que se convertirá en una herramienta «fundamental para que la lucha contra el cambio climático se lleve ordenadamente y con responsabilidad».
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Asensio explicó que el proceso de participación ciudadana ha enriquecido el texto final. Destacó la aportación del sector del reciclaje y enumeró algunos puntos que se han incluido gracias a su concurso: aumentar la frecuencia de las caracterizaciones de residuos urbanos, ampliar la compra pública verde, crear un grupo de trabajo para la fiscalidad ambiental, fomentar la entrada de productos reciclados y reutilizados en las licitaciones públicas y ampliar la red de recogida y distribución de alimentos provenientes de diversos centros, reduciendo así el despilfarro alimentario.
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