Gipuzkoa se anticipa 5 años al objetivo europeo de reciclaje con la incineradora a pleno rendimiento
La tasa de recuperación se situó en junio en el 54,9%, rozando el 55% fijado por la UE para 2025, mientras el territorio inicia un nuevo futuro de autonomía en la gestión de las basuras
El año 2020 marca un antes y un después en Gipuzkoa en materia de tratamiento de residuos. El visto bueno definitivo concedido en junio al ... complejo medioambiental de Zubieta a través de la Autorización Ambiental Integrada (AAI) permite que las infraestructuras que lo conforman –plantas de tratamiento mecánico-biológico (TMB), biometanización, maduración de escorias e incineración– estén ya plenamente operativas tras dejar atrás la fase de pruebas, en la que el sistema funcionaba al 80%.
Tan solo queda un trámite menor para poder inaugurar oficialmente las instalaciones: la acreditación por parte del consorcio de residuos (GHK) y la empresa concesionaria de que se cumplen todas las condiciones y garantías establecidas en el acuerdo de concesión. Una formalidad que debería producirse en los próximos días, antes de fin de año.
Con la puesta en marcha a pleno rendimiento del complejo, el territorio inicia una nueva fase en la gestión de las basuras. Atrás quedan los desperdicios domésticos apilados en vertederos y los camiones transportando por carretera los deshechos de los guipuzcoanos a otros territorios ante la ausencia de mecanismos para gestionarlos. Comienza un nuevo tiempo de plena autonomía en el tratamiento de los residuos que debería facilitar un aumento del reciclaje y un impulso a la economía circular, en el que se pueda maximizar la recuperación de los excedentes reutilizables.
Y lo hace desde una posición medioambientalmente avanzada. El mejor indicativo es que Gipuzkoa se ha adelantado cinco años a los objetivos de reciclaje establecidos por la Unión Europea, que fijan una tasa de recuperación del 55% para 2025.
Si a la recogida por contenedores se suma lo que se recupere en Zubieta en 2021 se podría llegar ya al 65%, el reto para 2030
Pues bien, el índice en el territorio era ya del 54,95% en junio, último dato disponible, rozando esa meta con un lustro de antelación. El reciclaje continúa así al alza este año a pesar de la pandemia, que ha reducido la cantidad de residuos generados por el confinamiento domiciliario y, sobre todo, el cierre del comercio y la hostelería en primavera.
En el primer semestre de 2019 el porcentaje de material reciclado en el territorio era más de medio punto inferior (54,39%) al actual. Si se sigue esa progresión, el año debería cerrarse habiendo superado la cota del 55%.
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Y eso que en cifras absolutas la generación de basura disminuyó en la primera mitad del año un 4,32%. Lo hizo en un 1,02% en el caso de los residuos domésticos y en un 14,25% en los asimilables y comerciales.
Por tipo de material, los mejores datos de reciclaje los ofrece el vidrio, del que se reutiliza el 80%, seguido de papel y cartón (78,7%), envases (68,5%), y biorresiduos (49,3%).
Porcentajes aparte, en cifras absolutas, los resultados de la recogida selectiva en Gipuzkoa en el primer semestre de 2020 revelan que el 18% de lo recogido es biorresiduo, el 13% papel y cartón, el 8% vidrio, el 7,9% envases ligeros, el 2% enseres voluminosos, ropa y textil el 1%, aceite de cocina el 0,18%, pilas el 0,03% y el 8,4% se agrupa en el apartado de 'otros'. El 40% restante es fracción resto.
El proceso
Una vez realizada la recogida, comienza el proceso de tratamiento de los deshechos para reutilizar lo máximo posible. Descontados los materiales que siguen su propio itinerario fácilmente trazable por haberse depositado en contenedores específicos, (vidrio, papel, envases, compost, etc.), la basura propiamente dicha, o fracción resto, entra en la planta TMB de Zubieta, donde se separan mecánicamente los elementos reutilizables.
GHK estima que en esta instalación se puede recuperar para reciclaje otro 8%-10% de material, con lo que sumado al 55% obtenido directamente de los contenedores diferenciados, puede llevar a Gipuzkoa a situarse el año que viene en unas tasas de aprovechamiento próximas al 65%, el objetivo marcado por la UE para el año 2030. De ser así, Gipuzkoa sería el único territorio del sur de Europa en alcanzar los objetivos con nueve años de anticipación.
La planta TMB es el primer paso de un proceso circular que acabará con menos de un 1% de fracción desechable (cenizas) y que en el camino habrá permitido, además, generar energía para abastecer las necesidades de más de 40.000 hogares. Una energía calificada como renovable.
Aprovechamiento hasta el final
Tras la separación de la basura recuperable, el material pasa a un proceso de secado donde se le elimina el agua. Así, se reduce el volumen de los residuos y se incrementa su poder calorífico, lo que beneficiará su posterior utilización como combustible para generar electricidad en la planta de valorización energética (incineradora).
La incineradora propiamente dicha consta de dos líneas con capacidad para quemar 100.000 toneladas y producir vapor, electricidad, depurar gases y recuperar escorias.
Al final del proceso de incineración y cierre, apenas queda como residuo en forma de ceniza un 1% de la basura
Tras la quema de la basura, el proceso culmina con el traslado del excedente a las plantas de valorización de escorias y tratamiento biorresiduo. Así, las escorias se someten a un nuevo proceso de refinado y compactación que permite su reciclaje como, por ejemplo, hormigón para construcción. En la planta de biorresiduo, esta parte se aprovecha para generar compost o biogás. Al final del proceso de cierre del tratamiento, apenas un 1% de las miles de toneladas tratadas en las instalaciones quedan como residuo en forma de cenizas.
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