Gipuzkoa abre el primer centro para menores con conflictos familiares tras el alza de casos

Gipuzkoa registra «cada vez más denuncias» de progenitores a sus hijos y viceversa, además de demandas cruzadas, explican fuentes del área que dirige Maite Peña. La mayoría son producidas por situaciones de «alta conflictividad» en la convivencia, con «episodios de violencia física que producen situaciones familiares realmente complicadas». En este contexto surge el proyecto Etxean -como ha sido denominado el nuevo centro-, tras detectar «la necesidad de dar una solución específica» a estos casos que «pueden derivar hacia una situación de desprotección de niños y adolescentes», aseguran las mismas fuentes.

Hace tiempo que al sistema de protección de la Diputación de Gipuzkoa llegan más menores o familias con situaciones de «alta conflictividad». El primer recurso en el que se les atiende, tal y como su nombre indica, es en el centro de acogida urgente. Este servicio ofrece apoyo tanto a jóvenes que residen en el territorio con su familia como a menores extranjeros que han llegado de su país de origen sin acompañamiento de ningún adulto. En este recurso pionero, únicamente se atenderán casos derivados de los conflictos familiares, al entender la institución foral que necesitan una atención diferente.

En los últimos tiempos, de las situaciones que llegan al centro de acogida de urgencia «se ha detectado un aumento en las tipologías que presentan conflictos familiares fuertes, con estallidos de violencia que pueden o no ser puntuales, pero que en cualquier caso provocan denuncias cruzadas entre padres e hijos», una realidad que preocupa a las autoridades. El perfil de estos menores, además, está muy marcado. Cuatro de cada cinco, el 81%, son chicas, con una edad media de 14 años.

El objetivo principal de este proyecto es que los profesionales ayuden tanto a los menores como a sus respectivos familiares a solucionar los problemas que les han llevado a esa situación de malestar. De ahí que el centro residencial sea de carácter temporal. Esto es, el niño o joven pasa un tiempo alejado de su familia pero siempre con el fin de que vuelvan a convivir cuando el conflicto se arregle. De ahí que la Diputación vea este nuevo recurso como una alternativa a la retirada de la tutela del menor a su familia. O, al menos, como una herramienta para prevenir este tipo de medida, que toma en los casos más extremos.

Así, desde el departamento de Cuidados y Políticas Sociales aseguran que con este proyecto «se pretende prevenir situaciones más extremas e intervenir de forma temprana» a través de un servicio de atención familiar psicosocial y socio-terapéutico específico, «con una alternativa residencial temporal y de alta intensidad, enfocada en el conflicto familiar de origen», esto es, el motivo que genera la desprotección. Todo ellos para «prevenir la asunción de medidas definitivas de separación familiar, minimizando la cronificación de las situaciones de riesgo elevado».

Aunque en el centro solo convivirán menores, los profesionales trabajarán también con sus familias. «Posibilitar un espacio de atención dual, que integre servicios de intervención familiar con una atención específica a las personas menores de edad» es justamente una de las características de este nuevo centro, que se pone en marcha mañana con la llegada de los primeros menores, «la mayoría adolescentes», así como «generar espacios de trabajo con las familias de origen desde la parentalidad positiva», «desarrollar un plan de intervención intensiva en la familia a través de una acción combinada entre el espacio terapéutico y el trabajo educativo y crear redes de apoyo en las comunidades de origen de las familias», según fuentes de la Diputación. Pero no solo eso. Este centro, que completa la red de acogida del sistema de protección de Gipuzkoa, garantiza el «acompañamiento» del menor y «la cobertura de todas las necesidades básicas como la educación, alimentación, cuidado y protección», además de «crear una red de profesionales multidisciplinar».

Como ocurre con los mayores, Gipuzkoa también busca ofrecer una atención cada vez más específica a los casos de desprotección infantil, ofreciendo una respuesta «más concreta». Esto pasa por brindarles una atención más personalizada y un hogar, aunque sea temporal, que se parezca a una vivienda habitual. De ahí que este nuevo espacio esté decorado como un domicilio, con salón y comedor compartido y habitaciones que cuentan con una mesa de escritorio donde cada joven puede realizar los deberes que tenga cada día.