Los altos costes asfixian a los ganaderos vascos y les obligan a sacrificar 6.000 vacas de leche

Por ahora no falta leche en las estanterías de las grandes cadenas de distribución, aunque estas no descartan que el problema se agrave dentro de unas semanas si la dinámica de entregas de leche en Euskadi continúa así. No en vano, este agosto –los últimos datos– se entregaron 12.827 toneladas de leche, la cifra más baja para ese mes en los últimos 9 años, y todo apunta a que seguirá en su caída hasta, por lo menos, finales de este año.

El aumento imparable del precio del lácteo se ha notado en el bolsillo de los consumidores. No ha sufrido los aumentos porcentuales del precio que percibe el ganadero, pero sí se ha encarecido cerca de 15 céntimos de media en los supermercados. Actualmente, el líder de distribución, Mercadona, mantiene en 0,85 euros el litro de leche entera en su marca propia.

Este aumento del precio, sin embargo, no ha repercutido en los resultados de las explotaciones del lácteo, según explica Garikoitz Nazabal, presidente del sindicato Ehne. La soga de los costes aprieta fuerte a las granjas vascas y la leche que debe producir el bovino es cada vez mayor para que sea rentable. En otras palabras, si hace un año bastaba con que cada cabeza produjera entre 28 y 30 litros al día, ahora esa cifra se ha elevado hasta los 35 litros por el aumento del gasto energético y el de los alimentos. Si la vaca lechera no cumple con esos requisitos, «no queda otra», señala Nazabal, que sacrificarla. «¿Cómo vamos a producir más leche si eso significa perder más dinero?», insiste el presidente de Ehne.

Desde el Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco achacan este fenómeno «al aumento del precio del pienso a raíz de la guerra de Ucrania», y los datos así lo corroboran. Al incremento de los costes del gasóleo y la electricidad se han sumado los de alimentos como el pienso, la hierba y la alfalfa, que se han encarecido casi un 50% de media a raíz de la guerra de Ucrania y de la sequía de este verano, que a su vez ha obligado a recurrir antes al pienso. Países como Bélgica y Holanda, que se surtían de las cosechas del este de Europa, han echado la mirada al sur tras el conflicto ucraniano y han llegado con la «chequera caliente» a la región francesa de Aquitania, de donde en gran medida se alimentan las granjas vascas.

Pero para los ganaderos vascos el problema no sólo se explica por la guerra de Ucrania. Por partes. En septiembre, el precio del litro de leche que percibe el ganadero se situó de media –siempre variando en uno o dos céntimos dependiendo de la calidad del producto– en 0,48 céntimos, cuando en el mismo periodo de 2021 estaba en 0,36 céntimos. Un precio máximo que no se veía en Euskadi desde 2008, pero que, pese a su exponencial subida, no satisface a unos ganaderos que continúan registrando pérdidas. Ahora bien, fuentes del sector primario apuntan que el precio de la leche para el ganadero se podría situar este octubre en un histórico 0,52 euros por litro en Euskadi, lo que «podría empezar a cubrir» los gastos de las explotaciones de leche aunque, previsiblemente, seguiría encareciendo la leche para los consumidores.

No es algo nuevo. El sector primario lleva años pidiendo a las distribuidoras que actualicen al alza el precio de venta al público fijado para leche, lo que influye, a su juicio, «directamente» en el precio que el ganadero percibe por ella. El sindicato Enba, en concreto, ha denunciado en más de una ocasión los bajos precios que pagaba Mercadona –suministrada por la empresa Iparlat con planta en Urnieta– a la industria para poder mantener barata la leche Hacendado en los supermercados.

Existe, en este sentido, la opinión generalizada en el sector primario de que las cadenas de distribución han tenido una «actitud de precios bajos» de la leche, lo que ha evitado que la evolución positiva del precio que percibe el ganadero del último año influya para bien sobre los resultados de las explotaciones del lácteo. Es decir, algunas distribuidoras han podido ofrecer precios de mercado más competitivos para los consumidores, que no han ido de la mano del aumento del coste de producción, a costa de estrechar el margen de rentabilidad de las granjas lecheras vascas. «Han ganado clientes haciendo recaer sobre nosotros todo el aumento de los costes», señalan desde el sector.

El Gobierno Vasco puso en marcha en septiembre un paquete de ayudas económicas extraordinarias por más de 14 millones para apoyar al sector primario, lo que, como reconocen desde los diferentes sindicatos, ha mantenido el sector a flote «a duras penas».