Un instante de la vista oral que tiene lugar en la Audiencia Provincial de Gipuzkoa. DV
Juicio

Los forenses concluyen que la anciana de Zumaia murió por asfixia y no de manera accidental

Recuerdan como «un factor muy importante» que la cuidadora acusada de la muerte limpió el rostro de la víctima y la escena de los hechos

Oskar Ortiz de Guinea

San Sebastián

Miércoles, 5 de junio 2024, 15:05

La mujer de 91 años de Zumaia de cuya muerte se acusa a su cuidadora, falleció por «sofocación o asfixia». Con «las manos» de otra ... persona o mediante algún «otro objeto», pero murió asfixiada y no de manera accidental. Es «la única» causa de la muerte determinada tras el examen forense del cuerpo de la anciana, según han explicado este miércoles los dos expertos del Instituto Vasco de Medicina Legal (IVML) que practicaron la autopsia.

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La ausencia de ninguna otra patología o lesión externa o interna compatibles con el fallecimiento de esta mujer, unido a los hematomas y heridas que la anciana presentaba tanto en la zona perioral como en el interior de la boca, donde se le apreció una «fractura reciente» en la mandíbula izquierda, así como las petequias (micropuntos rojizos o morados que salen en la piel) que le fueron localizadas en puntos como los párpados, son algunos de los signos que explicarían la conclusión a la que llegaron los especialistas del IVML.

Además de las «múltiples lesiones» que mostraba «sobre todo» en el rostro, los forenses también han referido que encontraron «tres fracturas en las costillas» así como otra en el peroné izquierdo. A preguntas de la defensa, han rechazado que estas roturas óseas fueran compatibles con los ejercicios de reanimación que la acusada aseguró, este lunes, que intentó. «Las lesiones costales están lejos de la zona de aplicación de las compresiones», han respondido los forenses. Y, además, han precisado que «jamás hemos visto este cuadro facial (de lesiones) compatible con una RCP».

También han descartado que el deceso fuera de naturaleza suicida o accidental, posiblemente como consecuencia de un golpe contra las barras laterales de la cama o por caída contra el suelo. «Alguna herida podría corresponder a un golpe con las barras, pero ninguna lesión sería compatible con un apoyo sobre las barras». Además, se han referido al débil estado de salud que presentaba la mujer, y que su médico de cabecera calificó como «terminal», para afirmar que «esta persona estaba cada vez más apagada», por lo que «difícilmente» se podría «causar esas lesiones con un golpe con las barras».

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Sobre la ausencia de restos biológicos de otra persona en el cadáver de la difunta, los expertos han apuntado como «un factor muy importante» que al menos el rostro «fue lavado», lo que permitiría haber eliminado cualquier rastro de ADN. Aparte de la limpieza corporal y del fregado del suelo que la propia encausada declaró que llevó a cabo antes de avisar al médico, también han mostrado su extrañeza por que el aviso al 112 tuvo lugar después de que la escena de la muerte hubiera sido «manipulada». Por ejemplo, bajo la almohada fueron encontrados restos de sangre.

Versión «coherente»

Por su parte, dos agentes de la Policía científica de la Ertzaintza que, durante la madrugada posterior al suceso, realizaron la inspección ocular de la vivienda y tomaron declaración a la procesada, han explicado que la versión de la mujer resulta «coherente» con todas las evidencias recogidas en el piso donde vivían la anciana y su cuidadora. También han dado explicación a las «incongruencias» que encontraron los dos primeros ertzainas movilizados al domicilio, según expusieron ambos este martes, ya que la sospechosa les aseguró que encontró a la mujer en posición de cúbito supino sobre el lado izquierdo de la cama, pero solo apreciaron restos de sangre en el lado derecho. Efectivamente, visualmente no se observaba rastro sanguíneo alguno en ese lado izquierdo del lecho de muerte, pero sí lo detectaron posteriormente en el laboratorio mediante una prueba reactiva reveladora de sangre.

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En la sesión de este miércoles también ha testificado el médico de Osakidetza que se encontraba de guardia la noche del 20 de noviembre de 2020, cuando murió la nonagenaria. El doctor fue requerido por los sanitarios de la ambulancia de soporte vital básico que fue activada desde el servicio de emergencias 112, al entender que las lesiones que presentaba la mujer no serían fruto de una muerte natural. Cuando, la madrugada del día 21, el galeno se personó y vio que «había mucha sangre» y le pareció que las lesiones eran «recientes», «no podía» firmar un certificado de muerte natural, por lo que se activó el protocolo judicial.

Tras la presentación este miércoles de las pruebas forenses, este jueves será el turno para la presentación de las conclusiones finales por parte del fiscal y la defensa, y este lunes se espera la lectura del veredicto acordado por el tribunal del jurado.

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