La Fiscalía pide 31 años de cárcel para un vecino de Irun por maltrato y varias agresiones sexuales a su pareja
La acusación particular reclama 33 años de privación de libertad para él, que lleva un añoen prisión provisional
La Fiscalía de Gipuzkoa reclama una condena de 31 años y 9 meses de prisión para un vecino de Irun al que acusa de varios ... delitos de agresión sexual continuada, maltrato continuado, amenazas, injurias y vejaciones a la que era su pareja, con la que tiene una hija en común. La acusación particular, que ejerce el abogado Álex Palacio, solicita 33 años de cárcel. La vista oral ha comenzado este miércoles con las declaraciones del procesado y de la mujer, que han dado versiones diferentes de los hechos recogidos por el fiscal en el escrito de acusación, enmarcado en el ámbito de la violencia de género. Antes del comienzo del juicio los letrados de la acusación y la defensa han tanteado la posibilidad de alcanzar un acuerdo de conformidad, que no ha sido posible porque el Ministerio Público no estaba dispuesto a rebajar la pena de privación de libertad por debajo de los 25 años de privación de libertad.
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Los hechos enjuiciados habrían tenido lugar en diferentes periodos de una relación sentimental intermitente entre agosto de 2017 y septiembre de 2024, cuando la Ertzaintza detuvo al varón tras la denuncia presentada por la acusación particular. Según ha contado la mujer, al mes de comenzar su vínculo ya rompieron un día que él se habría mostrado «agresivo» tras haber «consumido cocaína». A partir de entonces, con altibajos, «las discusiones fueron de menos a más», principalmente motivadas «por celos.
Sentía celos de mis amigos y de una amiga lesbiana», ha asegurado ella, de tal manera que «contactaba con todos mis amigos por teléfono o Facebook y les amenazaba». Si ella quedaba con alguien, él le realizaba «un montón de videollamadas para ver con quién estaba. Mis amigas no querían quedar conmigo por si él aparecía. Me quedé sola, perdí el contacto con todo el mundo», ha subrayado ella, quien habría mantenido la relación «porque yo estaba enamorada» y «quería que mi hija tuviera un padre cerca». También eliminó sus redes sociales porque «si subía una foto, aunque fuera vestida con una falda normal y alguien me hacía un comentario como 'qué guapa estás', él respondía 'es mía' o 'es mi mujer'».
La denunciante ha relatado varios episodios de supuesta agresión sexual, sobre las que no existen partes de lesiones porque «nunca denuncié». El primero lo ha datado en mayo de 2019. «Era viernes, y por la tarde vino a casa y me dijo que iba a salir de fiesta pero que antes íbamos a follar para que descargara y así no me ponía los cuernos. Yo le dije que no, que no era su muñeca, pero es más fuerte que yo y me arrojó a la cama, me bajó el pantalón, me agarró de las muñecas y me penetró sin condón. Yo cerré los ojos y solo quería que acabara».
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Ha contado asimismo otros dos momentos similares, ambos de madrugada en marzo de 2021. Y también un tercero, en septiembre de 2024, año en el que él había pasado un mes en prisión preventiva por un tema ajeno al caso. Fue la noche del 9 al 10 de septiembre, después de un día 8 en el que él salió con amigos en fiestas de Hondarribia y no apareció por casa. Esa noche, él habría vuelto a forzarla sexualmente pero «estaba tan puesto (de cocaína) que no pudo terminar. Y me dijo 'quita, que me das asco y no puedo ni correrme'». Ese mismo día, la mujer escribió un email a su abogado, que dio el aviso a la Ertzaintza y el hombre fue detenido y posteriormente ingresó en prisión provisional.
La mujer ha admitido que su expareja no llegó a agredirle físicamente, aunque una vez, «estando embarazada, me agarró del cuello y me dijo 'tengo tu vida en mis manos. No te ahogo porque llevas a mi hija en tu vientre». Habría ocurrido una madrugada cuando él llegó a casa. «Le dije no era normal que llegara a casa un martes o un miércoles a las 2.00 o 3.00 de la mañana, que no era normal que yo estuviera esperándole para cenar sin saber nada de él». En una ocasión el encausado le habría llegado a mostrar una pistola táser que se la había dado «un amigo suyo» que es policía. Otra vez le profirió «te voy a arrancar el corazón y me lo voy a comer» o «vete a follar con negros».
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El hombre, por su parte, ha negado todas las acusaciones. Sí ha reconocido «un problema» con las drogas, pero «llevo un año limpio» tras haber iniciado un tratamiento contra la drogadicción. Ha sostenido que a lo largo de la relación con su expareja «nunca le he puesto la mano encima» y que «jamás» ha forzado sexualmente a una mujer porque «antes recurro al sexo de pago». Sobre las presuntas agresiones sexuales, ha afirmado que a ella le gustaba «el sexo fuerte».
Los dos han explicado también un incidente que supuso que un juzgado de Irun dictara una orden de protección para la mujer. Fue tras la Nochevieja de 2023. La pareja pasó la Nochebuena juntos en casa de los padres de ella, quienes al parecer no quisieron repetir cena en la última noche del año. De madrugada, ambos salieron por su cuenta pero coincidieron en un bar céntrico de Irun. En un momento dado ella le persiguió a él hasta los baños, donde la mujer acabó tirándole su cubata «por encima». Según él, ella lo siguió «enfadada» porque le había visto «bailar con otra». Según ella, fue porque «siempre me estaba pidiendo dinero y me molestó verle con un cubata en la mano cuando se suponía que no tenía dinero», y una vez en el baño, «le vi trapichear droga con otro chico».
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Pese a esta medida de alejamiento, la pareja retomó la relación y la convivencia en agosto de 2024, pero en septiembre lo dejaron definitivamente tras el episodio que desembocó en la detención del varón. Según detalla en su escrito de acusación, al que ha tenido acceso este periódico, el fiscal reclama para el hombre 31 años y 9 meses de cárcel por varios delitos. Los más graves, un delito de agresión sexual por el que solicita 13 años de prisión, y otro de agresión sexual continuada por el que pide 12 años.
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