Solemos hablar de auroras boreales, refiriéndonos a las que ocurren en el hemisferio norte. Bóreas era la palabra del griego clásico que se refería al ... viento frío del norte. Pero no debemos olvidar que también hay auroras australes, del latín «australis», que significa sur.
Las auroras polares (boreales y australes) son como hermanos gemelos. Si ocurren en el norte, también ocurren en el sur.
La razón de esa «hermandad» se debe a sus orígenes. Para ello debemos ir al Sol. De vez en cuando, en nuestra estrella ocurren tormentas solares, también llamadas geomagnéticas. Las vemos como llamaradas en su superficie. Esas «llamas» emiten en todas direcciones enorme cantidad de partículas atómicas cargadas y muchas de ellas llegan a la Tierra. Por suerte para nosotros, nuestro planeta tiene un fuerte campo magnético que desvía dichas partículas hacia los polos, y cuando chocan con los átomos de la atmósfera se excitan y emiten luz. Verde si es oxígeno, anaranjado si es nitrógeno.
Normalmente, este fenómeno solo se observa en regiones de altas latitudes, tanto en el hemisferio norte como en el sur. El pasado fin de semana, fue visible en áreas mucho más cercanas al ecuador, incluso en Gipuzkoa.
Si estás interesado en ver este curioso fenómeno, se prevé que habrá ocasión de hacerlo entre el otoño de este año y la primavera del año que viene. Para poder verlo tendrás que ir a un lugar sin contaminación lumínica.
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