Las pilas atómicas no son nada nuevo, por ejemplo, la sonda Voyager I, que se lanzó en 1977, llevaba una de ellas y todavía sigue ... funcionando. Recientemente, he visto que al menos dos compañías hablan de poner a la venta pilas atómicas que durarían más de 50 años y a muchos se les ha hecho la boca agua pensando en no cambiar la batería de su teléfono en 50 años. Sería magnífico, pero, por desgracia, no es así.
Estas nuevas pilas no funcionan igual que las de la sonda Voyager, pero la fuente de energía es similar: la desintegración de un elemento radiactivo. En el caso de las nuevas pilas, níquel-63 que al desintegrarse se convierte en cobre-63.
No cabe duda de que la pila funcionará, el problema es la cantidad de energía que puede suministrar. Una de las empresas, la china BetaVolt, nos dice que proporcionará 3 voltios y 100 microvatios de potencia. El problema es que nuestro teléfono móvil necesita muchísimo más que 100 microvatios. ¿Cuánto más? Digamos que para un consumo normal del teléfono, ni viendo películas todo el día, ni estando quieto en una esquina, necesitaríamos aproximadamente que la pila tuviera 300 kg de níquel-63. Me da la sensación de que ese es un peso muy grande para llevar encima.
Eso no significa que estas pilas no valgan para nada. Sí sirven, pero para ciertos dispositivos que consumen muchísimo menos que un teléfono móvil, tal vez ciertos dispositivos de Internet de las Cosas.
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