El concepto de gravedad de Aristóteles era extraño y sumamente erróneo. Para él, los objetos caían porque tendían a ocupar su lugar natural en el ... universo. Los objetos pesados tendían a ir al suelo (a la tierra) pues ese era su lugar natural. Siendo esto equivocado, lo más grave es que creía que la velocidad de caída era proporcional a su peso. Es decir, un cuerpo más pesado caía más deprisa que uno más leve.
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En alguna ocasión he dicho que el gran triunfo de Galileo fue cuestionar a Aristóteles. Demostrar que estaba equivocado y que, realmente, la caída de los cuerpos era una aceleración independientemente de su peso.
La sorpresa ha sido que Morteza Garib, del Instituto de Tecnología de Pasadena, revisando la obra de Leonardo da Vinci llamada 'Códice Arundel', descubrió que el gran Leonardo ya había hecho experimentos y había demostrado que la gravedad era una aceleración y que era independiente del peso de los objetos. Trató de encontrar fórmulas matemáticas para describirlo, pero no lo logró; ese mérito se lo debemos a Isaac Newton.
Este hecho me hace pensar en una característica fundamental de la ciencia, la necesidad de publicar los descubrimientos. Si Leonardo, en vez de mantener su descubrimiento oculto, escrito con sus caracteres 'secretos', lo hubiera publicado abiertamente, hoy consideraríamos que quien derrotó al dogmatismo existente sobre Aristóteles no fue Galileo, sino Leonardo.
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