El 5 de julio de 1867 nació el astrónomo estadounidense Andrew E. Douglass, que dio nombre a la dendrocronología y al que se considera el ... padre de esta ciencia. Esta palabra parece un poco extraña, pero si tenemos en cuenta que «dendron» en griego significa árbol, deja de serlo: cronología por los árboles. Es decir, establecer una cronología basándonos en los árboles.
Cada año los árboles desarrollan un anillo concéntrico. La anchura del mismo depende de la lluvia que haya recibido el árbol y en qué momento ocurrió, de enfermedades, insectos, etc. Cada año es distinto y eso permite establecer un patrón que nos dice cuando creció cada anillo. Un anillo nos da bastantes datos, pero una secuencia de decenas de anillos se convierte en el «código de barras» que nos dice la fecha con exactitud. Probablemente, el primero que se dio cuenta de la relación entre el tamaño de los anillos y las precipitaciones en los distintos momentos vegetativos fuera el genio de Leonardo da Vinci.
Douglass observó que los anillos al indicar los años de sequía también señalaban los de falta de alimentos. Muy pronto colaboró con el arqueólogo Clark Wissler que le proporcionó muestras de madera de las ruinas aztecas de Pueblo Bonito; de ese modo Douglass pudo datar aproximadamente aquellos lugares. De esta forma se demostró que los anillos de los árboles permitían a los arqueólogos poner fecha a algunos restos arqueológicos.
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